Era su destino, ser un pelotero de la media, bien modesto incluso y en un comienzo, hace más de diez años fue así, cuando debutó con los Medias Rojas de Boston, Jose Iglesias, Candelita, como le conocen desde sus años en Cuba, mientras jugaba para los Vaqueros de La Habana en la Serie Nacional, pero no, hoy su presente lo reivindica con creces y en Colorado la gente no para de aplaudir.
Y mil se dice fácil, como una sucesión de simples caracteres, pero no, es una cifra redonda que habla a las claras de la consistencia y la solidez en un deporte como el béisbol, mucho más en Grandes Ligas; por ello la hazaña del cubano no puede pasar desapercibida, más allá que en su propia tierra el suceso no trascienda por la censura y el absurdo ostracismo imperante.
La hazaña
Son mil hits luego de doce años en el primer nivel, siendo un trotamundos, de la Liga Americana a la nacional y luego atrás y después otra vez, así ha solventado sus años Iglesias y al día de hoy, todos lo respetan.
La muestra fehaciente de ello es que llegó al Coors Field ha suplir la impronta de un hombre como Trevor Story y lo ha hecho, con creces, a su manera, con su excelente defensa y oportuno bateo y es que Candelita con el guante no ha estado a la altura de los mejores de Andrelton Simmons, del propio Lindor, hasta con Jimmy Rollins lo compararon y eso lo dice todo.
Su nuevo rol
Y si lectores, de cierto modo, Iglesias ha llenado el vacío; al momento de escribir este texto, pocos preguntan recuerdan a Story, la gente pregunta por el despertar de Kris Bryant y anhelan volver a vivir aquellos momentos como en 2007 cuando llegaron a la Serie Mundial, con una pléyade de talentosos jugadores, Troy Tulowitzki, Matt Holliday y el legendario Todd Helton, como refrentes; pero Story ya es parte del pasado y hoy, Candelita de un modo callado va haciendo el trabajo.
Con números para nada desdeñables, 296 de average, 2 jonrones y 24 carreras impulsadas, solo el respeto y la admiración se impone y ya no se puede hablar del cubano que juega parecido a Rey Ordoñez, aquel virtuoso de las paradas cortas que lució un mundo con los Mets, no, hoy Iglesias ya tiene su propia historia.
Y otra vez, como en El Alquimista de Paulo Coelho, sale otra historia de un hombre rompiendo los moldes de sus destino, trazando con el día a día su propio camino y es más que una buena historia.