¿Qué pasó?, se preguntan muchos y con el paso de las horas crece la incertidumbre pues a todas luces no existe una razón de peso para comprender el hecho que los Dodgers de los Ángeles, sí, el equipo que ganó 111 juegos en la etapa regular, el gran favorito de muchos, se haya despedido así, sin dar tiempo a nada.
Tyler Anderson disertó encima de la lomita del Petco Park, la tanda de arriba respondió a la hora buena y con ventaja de 3-0, parecía que las casualidades se esfumaban y el playoffs volvería al Dodgers Stadium, pero no, en el final, como salido de una novela negra o de un filme de Alfred Hitchcock, emergieron los fantasmas y ocurrió lo que muchos temían, el bullpen de los azules se vino abajo.
La tragedia
Tres carreras parecían bastar, pero no, Bob Melvin y sus muchachos parecían estar tocados por la gracia divina y todo le funcionó, Juan Soto, Manny Machado, el estelar Josh Hader y el sorprendente Robert Suarez; en minutos la historia cambió y la tragedia se consumó de la peor manera, los Dodgers se despedían con Hader retirando a ritmo de ponches a Mookie Betts y Freddie Freeman en la novena entrada.
Hay una perspectiva que se impone en este punto de la historia y es que, si bien los Dodgers debieron esperar casi 20 años para volver a una Serie Mundial, cuando allá por 2017, Justin Turner sentenció la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Cachorros de Chicago con aquel memorable cuadrangular; desde ese entonces y un poco antes quizás, en los últimos diez años para establecer un marco de acción, no ha existido en Grandes Ligas un elenco tan sólido y estable al menos en etapa regular, pues de un modo u otro, en postemporada, la idea de jugar como nunca y perder como siempre es la que adquiere el protagonismo.
En 2017 ante Astros, luego ante Medias Rojas en 2018, después en la Serie Divisional en 2019 y a estas alturas, muchos se preguntan otra vez lo que habría ocurrido si Kevin Cash no sacaba a Blake Snell en aquel sexto juego hace dos años.
En unos días se esfumó todo
Todo apuntaba a una temporada histórica, los casi 20 éxitos de Julio Urías, la explosión de Tony Gonsolin y el impacto de Trea Turner y Freddie Freeman y en menos de una semana el sueño de una noche de verano se transformó en pesadilla.
No hubo respuestas o al menos Dave Roberts no la tuvo, el bullpen de los Padres se mostró imposible, intransitables, Nick Martínez, Robert Suárez , Josh Hader, pero un equipo como Dodgers debía tener variantes y no existieron; una vez más Roberts plantó su modelo esquemático y este domingo ya es un hecho que en California, mientras unos ríen y sueñan con la gloria, otros escuchan la oración fúnebre, esa con la que homenajeaban a los caídos en la Antigua Grecia.
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