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Está el Museo de Arte Moderno, la Estatua de la Libertad, la Gran Manzana, el río Hudson, Wall Street, los Yankees y Derek Jeter…

Es Nueva York y sus símbolos y allí, en la mítica ciudad fundada por holandeses y conquistadas por los ingleses tiempo después, allí, hace 24 años, Alfonso Soriano debutó en Grandes Ligas.

Para ese entonces, cuando el dominicano vistió por primera vez la franela de telas a rayas de los Bombarderos del Bronx, todos conocían a Derek Jeter.

La historia

Soriano estuvo 5 años allí, fue tercero en lo votación para el Novato del Año en 2001, más tarde quedó también tercero en la lista final para elegir al MVP de la temporada 2002, aquella en la que además de batear 300, pegó 39 jonrones y remolcó 102 carreras.

Fue un comienzo soñado para el quisqueyano, quien acabaría marchándose a Texas en 2004, no sin antes registrar un desempeño notable en la campaña de 2003, donde ligó 38 vuelacercas con 91 remolques.

El criollo se fue a Texas luego de un periplo por Chicago con los Cachorros, regresó con los Mulos en 2013, para colgar los spikes un año después.

En ese lapso, a la vez que el antillano sumaba Juegos de Estrellas y Bates de Plata a su hoja de servicios, cuando eso pasaba, Derek Jeter esculpía su leyenda como el eterno capitán Yankee, tal como lo conocemos hoy.

Ambas figuras se conocieron bien y en fotos, vídeos y crónicas de aquellos años se puede ver matices de una bonita relación que trascendió incluso más allá del diamante.

Jeter desde la perspectiva de Alfonso Soriano

De esto le contó hace unas horas el mismo Alfonso Soriano al reconocido periodista Héctor Gómez en el programa ZTV de ZDigital.

El dominicano aprovechó la ocasión para hablar de aspectos poco difundidos sobre su carrera y al mismo tiempo rindió elogios a la impronta de Jeter, como líder y también como ser humano, resaltando el caluroso recibimiento que este le dio al momento de su llegada a los Yankees.

En este sentido, contó sobre como Jeter salió en su defensa en una ocasión en la que un jugador de Yankees apagó la música que escuchaba Soriano mientras hacía su sesión en el gimnasio.

Sin dudas una historia fascinante que cimenta en toda la dimensión de Derek Jeter como un inmortal en todos los tiempos.