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El último capítulo en esta saga de hazañas lo escribió Ronel Blanco, quien lanzó el primer no hitter de la temporada en un espectacular enfrentamiento contra los Azulejos de Toronto. Acompañado por sus compatriotas Framber Valdez y Christian Javier, estos tres serpentineros han llevado a los Astros a nuevas alturas con su destreza en el montículo.

Sin embargo, lo que hace aún más impresionante esta gesta es el monto insignificante que los Astros invirtieron inicialmente en estos tres talentosos lanzadores dominicanos. Según informes, el bono de firma de Javier y Valdez fue de apenas 10 mil dólares cada uno, mientras que Blanco recibió un modesto bono de apenas cinco mil dólares.

Sumando los tres contratos iniciales, la inversión total de la franquicia de Houston en estos tres jugadores ascendió a un asombroso total de 25 mil dólares. Una cifra que palidece en comparación con los enormes contratos que suelen circular en el mundo del béisbol profesional.

Este hecho no solo subraya la habilidad de los Astros para identificar y desarrollar talento crudo, sino que también destaca el potencial latente que existe en los lugares menos esperados. La República Dominicana, conocida por ser una fábrica de talentos en el béisbol, ha visto cómo estos tres lanzadores han llevado su nombre a lo más alto, demostrando que el éxito no siempre está ligado a grandes sumas de dinero.

Los logros de Blanco, Valdez y Javier no solo son un testimonio del talento innato que poseen, sino también de la capacidad de los Astros para maximizar recursos y convertir inversiones modestas en victorias memorables. En un deporte donde cada detalle cuenta, esta historia es un recordatorio poderoso de que el verdadero valor reside en el talento, la determinación y el trabajo duro, más que en los números en un cheque.

MLB