El héroe del juego debió ser Gerrit Cole pero no, otra vez volvió a fallar al no aguantar ni dos tramos encima del box y entonces apareció él.
Clarke Schmidt, así, como de la nada, casi como un capricho de Aaron Boone.
Salió y camino lento y con leve parsimonia se trepó en la lomita y empezó su show.
La buena noticia
No fue Cole, no, fue Schmidt un pitcher sin carretera y con dos derrotas previas en su haber, Clark Schmidt fue el hombre grande esta noche en Míchigan.
Los Yankees ganaron y ganar siempre sabe bien, más cuando se empieza una serie en carretera ante un rival complicado como los Tigres de Detroit.
Con el éxito los Mulos llegaron a seis triunfos en la temporada y se situaron por encima de 500 en cuanto a ganados y perdidos.
Los números
El marcador final de 4-2 reflejó lo apretado del partido en Comerica Park y con el relevo magistral de Aroldis Chapman para anotarse su segundo salvado se concretó la victoria para Clark Schmidt.
Schmidt lanzó por espacio de 3.1 inings con solo dos hits y seis ponches, incluyendo uno al mismo Miguel Cabrera.
Algo magistral, épico, parecía un consagrado, sólido con su bola rápida, poniéndola donde quería y combinando a placer con sus rompientes.
El relevista ya había tenido dos presentaciones anteriores, contra Medias Rojas y Orioles de Baltimore y había cargado con el revés, incluso lanzando bien.
Era el momento
Aaron Boone sabia que el momento de Schmidt tenía que llegar y fue hoy, dentro del caos, cuando todo pintaba mal después de que Gerrit Cole explotara, llegó la buena noticia.
Con su trabajo, Clark Schmidt dejó su línea de guarismos en 1,23 de efectividad con 7 ponches en 7 entradas lanzadas.
Al mismo tiempo su whip se bajó por debajo de 1, hasta 0,95; una muestra de su férreo dominio.
De manera general, el pitcheo relevo se ha comportado excelente para Aaron Boone y los Yankees y a Clarke Schmidt se le suman hombres como Michael King y Clay Holmes; todos agradables sorpresas que en este inicio van mostrando una arista diferente de los Yankees de Nueva York.