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El retorno de Sammy Sosa a Chicago en 2024, tras más de 17 años de distancia, ha sido un acontecimiento que va más allá de la simple donación caritativa que realizó a los bomberos de la ciudad. Para muchos, este gesto ha sido visto como un paso más en el camino de la reconciliación, no solo con la ciudad que lo encumbró como una leyenda del béisbol, sino también con su propia imagen pública, afectada por la sombra del dopaje y las controversias que marcaron la última etapa de su carrera.

Un gesto que trasciende el deporte

Sosa, quien fue una de las figuras más icónicas de los Chicago Cubs durante la década de 1990 y principios de los 2000, ha sido un personaje polarizador desde su retiro. A pesar de sus logros deportivos, su ausencia prolongada en la ciudad y su relación tensa con la franquicia han sido temas recurrentes en los medios y entre los aficionados. Sin embargo, su reciente donación a las organizaciones de socorristas y viudas de bomberos, incluyendo el significativo cheque de 10,000 dólares al Fondo de Viudas y Huérfanos del Departamento de Bomberos de Chicago, ofrece una nueva narrativa.

La pregunta que surge es: ¿es este un intento genuino de acercarse a la comunidad que alguna vez lo adoró o una estrategia para limpiar su legado?

Un héroe bajo la lupa

A lo largo de su carrera, Sosa vivió la gloria de ser uno de los jugadores más amados de Chicago, con momentos cumbre como la histórica carrera de cuadrangulares de 1998 junto a Mark McGwire. Sin embargo, la sombra de las acusaciones de dopaje ensució su reputación, como sucedió con otros grandes de esa era del béisbol. Sosa, que disparó 545 cuadrangulares con los Cubs, se ha visto obligado a vivir en una especie de exilio social, evitando en gran medida cualquier contacto público con el equipo y los fanáticos que lo vieron como un héroe.

Su regreso a Chicago en mayo pasado, por primera vez en 17 años, fue un momento cargado de simbolismo. Y ahora, con su contribución a las causas de los socorristas, parece que está tratando de reforzar ese vínculo roto, buscando una forma de ser recordado por algo más que las polémicas.

El legado en disputa

Aunque es innegable que Sosa ha sido uno de los jugadores más productivos y electrizantes que han pasado por la franquicia de los Cubs, su relación con el equipo ha sido compleja. La directiva de los Cubs nunca ha abrazado completamente su legado, en parte por la controversia del dopaje y en parte por su salida abrupta del equipo en 2004. Los fanáticos se han dividido entre aquellos que lo ven como un héroe incomprendido y los que creen que sus logros deben ser vistos con cautela.

Sin embargo, con gestos como el que realizó este fin de semana, Sosa parece estar diciendo: “Todavía tengo algo que ofrecer”. La donación, aunque significativa en términos económicos, tiene un peso emocional mayor, ya que involucra a los socorristas de una ciudad que ha vivido tragedias y que ha visto cómo muchos de sus héroes en primera línea han pagado el precio más alto.

¿Un futuro reconciliado?

La verdadera cuestión es si este tipo de actos ayudarán a Sammy Sosa a reconstruir su relación con Chicago y, eventualmente, con el mundo del béisbol. Mientras que muchos están dispuestos a dejar el pasado atrás y aceptar a Sosa por lo que hizo dentro del campo, otros creen que aún queda un largo camino por recorrer para su redención completa.

Es posible que este sea el inicio de una serie de actos que busquen reconfigurar la percepción pública sobre él. No obstante, la historia nos enseña que los legados deportivos son frágiles, y que el juicio del tiempo, aunque a veces compasivo, también puede ser implacable.

Lo que queda claro es que, para Sammy Sosa, su relación con Chicago no ha terminado, y es probable que veamos más de él en los próximos años, en una búsqueda por reparar su lugar en la memoria colectiva de la ciudad que lo vio convertirse en leyenda. ¿Será este su último gran jonrón fuera del campo? Solo el tiempo lo dirá.

MLB