Los lanzadores y los receptores no se presentarán en los campamentos como estaba programado, pero las Grandes Ligas no prevén anunciar una afectación en la pretemporada sino hasta que no puedan realizarse los juegos del 26 de febrero.
El paro patronal cumplió este miércoles 77 días, y tanto los peloteros como las directivas mantienen sus diferencias sobre cómo compartir el dinero en una industria que genera 10.000 millones de dólares al año.
Max Scherzer no comenzó las prácticas de pretemporada este miércoles, en el cálido campamento de los Mets en Port St. Lucie, Florida. Tampoco Marcus Stroman estará sacudiéndose el óxido entre los cactus del complejo de los Cachorros en Mesa, Arizona.
No habrá agentes libres que se pongan el uniforme de sus nuevos equipos por primera vez. Ni veteranos que abracen a sus compañeros tras meses de no verlos.
Será imposible ver a los niños recargados contra las alambradas, a la espera de cazar algún autógrafo. De hecho, ni siquiera hay un solo indicio de que alguien se esté preparando para una inauguración de temporada que podría no llegar en la fecha prevista del 31 de marzo.
Así que, en vez de debatir sobre carreras limpias y remolcadas, en las Grandes Ligas se habla ahora del impuesto para el equilibrio competitivo y del valor promedio anual.
“Veo que si nos perdemos juegos, ello sería desastroso para la industria, y siempre estamos comprometidos para llegar a un acuerdo en un esfuerzo por evitar eso”. Anunció el comisionado de las mayores Rob Manfred.