Los miles de aficionados en el Kauffman Stadium no podían creer lo que acababan de ver. El venezolano Miguel Cabrera -39 años y 121 kilos de peso- salió al robo de la tercera base. Y no solo logró estafar la almohadilla, también anotó en la misma jugada.
El episodio surrealista ocurrió la noche de este martes en el juego entre Reales de Kansas City y Tigres de Detroit.
Apertura del séptimo, dos outs en la pizarra. Lanza por los Royals el dominicano Jose Cuas, quien tiene en cuenta de 3-2 a al boricua Willi Castro.
Ocurre entonces lo impensado: Cabrera, que estaba en la intermedia, sale al robo de la antesala. Desconcertado, el receptor de Kansas, Mervyl Meléndez, lanza con todas sus fuerzas para tratar de poner out a Cabrera. Pero el tiro es completamente desviado y la pelota se interna en el left field. Miggy entonces se reincorpora de su deslizamiento y corre hacia la goma, anotando en carrera y ampliando 5-3 la ventaja de los Tigres sobre Kansas City.
Aficionados, narradores y peloteros acababan de presenciar un raro suceso: la primera base robada para el venezolano esta temporada. Y apenas la número 40 en la carrera de 20 años del slugger venezolano. Sí: un promedio de dos bases robadas por temporada para el corpulento bateador, más acostumbrado a sacar la bola del parque y dar líneas de hit que a mostrar dotes de velocista en el diamante.
Su mayor número de bases robadas en una temporada fue 9, en el 2006, cuando era un joven de 23 años y vestía la camiseta de su primer equipo en las Mayores, los entonces llamados Marlins de Florida.
Con su primera base estafada de esta temporada, Cabrera añade otro hecho notable a una temporada excepcional en la que llegó a 3.000 hits. Lleva hasta ahora 3.066 imparables y 505 cuadrangulares, y no hay razones para pensar que ambos registros seguirán aumentando para el venezolano.