A lo largo de los años en las Grandes Ligas las cosas han cambiado, el eterno ego del “respeto” por las que solo los peloteros podrían estar en el club house, parece historia del pasado.
Las cosas en el mundo han cambiado con el transcurrir de los días, los jugadores de pelota quieren pasar más tiempo con su familia en la que incluyen sus hijos que cada día salen más y más en la MLB.
Terry Francona, mánager de los Guardianes de Cleveland es un vivo ejemplo de lo que está ocurriendo en el mejor béisbol del mundo con los infantes.
Su padre Tito jugó en la MLB entre las temporadas de 1956 a 1970 con los Orioles de Baltimore, Medias Blancas de Chicago, Indios de Cleveland, Tigres de Detroit, Cardenales de San Luis, Filis de Filadelfia, Bravos de Atlanta, Atléticos de Oakland y Cerveceros de Milwaukee por lo que se puede decir que fue muy buena su pasantía por la mejor pelota del planeta.
Cuando Francona (Terry) se convirtió en piloto de Grandes Ligas y sus jugadores llevaban a sus hijos, sus reglas eran mucho más tranquilas. Este lo hizo a finales de los 90’s con los Filis de Filadelfia, club con el que jugó su papá también.
“Antes había un enorme letrero que decía ‘Sin niños’ o algo así”, dijo Francona, quien siguió a su padre, Tito, por las Mayores y ahora es el piloto de los Guardianes de Cleveland. “Mi regla era: Pueden venir, pero primero tienen que pasar y decirme ‘hola'”, una valiosa regla de educación que se ha perdido en estos momentos.
Hoy por hoy, los sitios más íntimos de los estadios de béisbol en cualquier parte del mundo ya no son los más privados del estadio. Es decir, el lugar en la que los peloteros tenían sus discusiones, su momento de relajamiento ya no existe o al menos en el mismo tiempo que tenían antes.
De acuerdo a una nota de la agencia AP en estas fechas en la MLB hay más de 20 hijos de jugadores que estuvieron en la gran carpa en la que destacan Vladimir Guerrero Jr. y Fernando Tatis Jr.
Guerrero Jr. al igual que su padre inició su carrera profesional dentro de Canadá.
El sacrificio de los padres no solo queda allí. Cuenta la mencionada agencia de prensa que Dante Bichette uno de los mejores paleros en décadas pasadas tuvo que renunciar a ser coach de bateo para poder entrenar a su hijo Bob durante el cierre patronal.
“Estoy súper agradecido con mi papá”, añadió. “Pero, al mismo tiempo, sólo quiero ser yo mismo. Jugar lo más duro que pueda. No necesariamente hacerme de un nombre, sino ser yo mismo como pelotero”, manifestó en un tono de respeto Bichette.
Durante el cierre patronal ningún integrante del béisbol se podría reunir entre sí por temas netamente legales.
Un reporte de Baseball Almanac indica que desde existe el béisbol profesional en los Estados Unidos han pasado cerca de 252 retoños hasta este 28 de junio del año en curso.
El primero fue Jack Doscher y hasta ahora, el último Kody Clemens, que es hijo de Roger uno de los mejores pitchers de la era moderna del béisbol y que no estará en el Salón de la Fama por temas fuera de terreno.
“Siempre estuve orgulloso de mi familia, y de los que mis hermanos, padre o abuelo lograron en sus carreras”, dijo el mánager de los Yankees de Nueva York Aaron Boone sobre el árbol genealógico que tiene dentro de la pelota.
En cuentas definitivas siempre estaremos viendo más familia de jugadores. Es un negocio rentable, la situación para entrenarlos es más sencilla el roce profesional es inmenso que jamás los progenitores lo tuvieron, mientras estén destacando en el deporte, no habrá ningún problema por el nepotismo.