Giancarlo Stanton tiene eso, en abrir y cerrar de ojos pasa de ser un pelotero mediocre a uno nivel Dios, de estar diez juegos bateando sobre 300 y con cuatro o cinco o más jonrones a ser nada.

Antes de empezar esta serie ante los Orioles fue así, el toletero comenzó ilusionando a todos, pegó de cuadrangular en sus dos primeros partidos, pegándole durísimo a la bola, a más de 115 millas por hora, llegando incluso a los 349 jonrones en un santiamén y dando la idea que no solo vendrían los 350 sino que abril sería un gran mes.

Y de pronto se apagó, en 8 juegos bateó 294 con 8 impulsadas y luego encarriló una seguidilla de 25-2 con 11 ponches.

Daba la sensación que habían quitado al Stanton MVP con los Marlins en 2017, para poner una versión desconocida, nunca antes vista.

Falta de forma

Un swing lento, desajustado, sin contacto y Stanton se estancó, se apagó y la prensa preguntaba a Aaron Boone y Boone bromeaba pero siempre aducía a la confianza en Stanton.

El estratega aludió que todo era una cuestión de ajustes, de ajustes sutiles en el cajón de bateo…las cosas saldrían.

Y salieron, en cuestión de días, entre el 26 y el 28 de abril, Giancarlo Stanton castigó con saña el pitcheo de los Orioles, bateando de 11-5 con 1 cuadrangular y 5 carreras impulsadas.

Otra vez…Stanton

El jardinero le dio la razón a su manager y a los que confiaron, pues bateó casi 500 en esta serie, le volvió a pegar duro a la bola y la sensación, otra vez es la de tener de regreso al gran slugger que todos conocemos.

Y Boone se lo dejó entrever a la prensa, Stanton iba a despertar y le pagaría como los dioses.

Ya con 350 jonrones y con una línea decente para el nivel de Giancarlo, las cosas deben volver a salir y con Stanton de vuelta, los Yankees agregan otro elemento más para mantener su buen paso en Las Mayores.

Si será cuestión de tiempo o no, los días dirán, como quiera con Stanton hay que tener paciencia y toda la confianza del mundo, así lo ha demostrado siempre.