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El deporte en general tiene 2 universos paralelos; uno es la temporada regular, donde la clasificación a la siguiente etapa es la meta sin importar las formas, el otro es la postemporada, donde “los niños se separan de los hombres”. Usualmente, se vanagloria de forma desmedida a todo aquel jugador que en fase de playoffs y finales logra mantener el ritmo productivo a la post de conseguir un campeonato, y se tiene amnesia de sus números de temporada regular si falla en esas instancias. Ser uno de los protagonistas de la postemporada te pone un paso más cerca de la inmortalidad

El equipo de los Yankees de New York ha estado estrechamente ligado a este tipo de historias de la MLB, más allá de sus 27 coronas (máximo ganador de las grandes ligas),  La casa que construyó Ruth ha visto pasar decenas de inmortales del beisbol. 44 jugadores y 11 managers han sido electos para descansar su memoria en el terreno santo de Cooperstown. En un equipo de tanta historia y legado es compleja la capacidad de sobresalir y dejar huellas, pero al mismo tiempo lo hace un terreno fértil para los que buscan la inmortalidad.

Además de luchar contra el sendero de grandeza heredado, los jugadores deben batallar con una de las tribunas periodísticas más salvajes de los deportes mundiales. Una prensa que vive buscando hacer sangrar a todo aquel que muestre debilidad o flaquee en su ejercicio deportivo. Sumado a esto la fanaticada; el seguidor de los mulos del bronx está acostumbrado, desde su niñez, a ser protagonista de los trofeos. Cualquier cosa inferior a un subcampeonato mundial, es una temporada de fracaso colosal sin importar las circunstancias.

Mariano Rivera llega en 1995 a unos Yankees que andaban en su peor crisis del beisbol, alejados del bicampeonato del 1977-78 y sin una figura de peso como lo fue Reggie Jackson “Mr. October”, y con una sequía sin ver sus luces encendidas en postemporada de más de 10 años. Mariano, sin saberlo, formo parte de una nueva camada de inmortales del beisbol junto a Wade Boggs y Derek Jeter.

De ahí se marcaría una de las carreras deportivas más impresionantes en la historia, 5 anillos de campeón, récord de salvado de por vida con 625, efectividad de 0.99 de por vida en postemporada, 13 veces elegido All-Star y mucho más que lo llevaron a ser el primer jugador elegido unánime para el salón de la fama. Apodado de Switch Off, que en español sería un “apaga y vámonos” El panameño se convirtió en algo tan seguro como la muerte a la hora de conservar una victoria. 89.7 % de efectividad de salvado en temporada regular y 88.1% en playoffs. “Mo” bajo la tonada de Enter Sadman anunciaba la agonía de los bateadores rivales que buscaban revertir el resultado. 

Su nombre es sinónimo de leyenda a tal punto que más personas (12) pisaron la luna que bateadores le hicieron carreras limpias (11) en postemporada. Más personas viajaron a la luna que las que se montaron en el Expreso de puerto Caimito.