Diez ponches, diez ponches y un solo hit y se se autorelevó varias veces en el partido, mostrando esa sangre fría de asesino en serie que siempre lo ha distinguido del resto.

Como Jack el Destripador, Max Scherzer arrasó con la batería de los Gigantes de San Francisco en el segundo duelo entre ambas escuadras este martes.

Scherzer fue recibido en el Citi Field por el mismo Tom Seaver, quien sembrado frente al coloso, allí en Queens, hace como celoso guardián de la mística de los Mets.

Debut esperado

Así llegó Scherzer, luego de dos victorias en carretera, venía a demostrar que Cohen estaba claro cuando soltó 130 millones por él.

Y fue un suspenso, el estelar lanzó en el segundo juego, en medio de una locura total, pues el primer enfrentamiento entre Gigantes y Mets lo decidió el puertorriqueño Francisco Lindor con soberano batazo en entradas extras.

Y Scherzer salió lento, ecuánime, también como de costumbre y tal parecía que iba a comerse un hot dog que a lanzar en un partido de béisbol.

Literalmente se tragó a Gabe Kapler y a sus muchachos y parecía a Saturno devorando a sus hijos y ahí, quizás a la altura del sexto ining cuando cedió en velocidad y se complicó, ahí tal como el genio de Goya se hubiera pintado igual un gran cuadro.

Con 102 pitcheos, a sus 37 años, Max Scherzer resolvió su pedazo de día y Buck Showalter aplaudía tras su salida, todos aplaudían y hasta el mismo Tom Seaver parecía que movía sus brazos.

Los Mets ganaron también el segundo partido con pizarra de 3-1 y Scherzer estuvo tan incómodo como siempre para sus rivales.

Regresar y ganar

Y es que estos Mets hacen soñar otra vez y lucen como un equipo imponente, mucho mejor que aquel de 2015 cuando regresaron al Clásico de Otoño luego de quince años.

El problema ahora no es regresar, como en el 2000 o 2015, es asunto, la idea de Cohen es volver a finales de octubre y ganar, como en aquel mítico 1986, cuando en siete emocionantes partidos, vencieron a los Medias Rojas de Boston.

Hasta algunos piensan en 1969 y tratan de rescatar la leyenda de los increíbles Mets, el equipo liderado por Tom Seaver que sorprendió a todos y se llevó el anillo.

Cohen ha manejado muy bien los hilos de esta historia, todo puesto en función de obtener el ansiado cetro, treinta y seis años después.

Y está Scherzer que ya dio su primer recital en casa, está Max Scherzer y estará Jacob deGrom y entonces serán el monstruo de dos cabezas, como una hidra quizás; ese que todos quieren tener.

Scherzer ya validó sus credenciales, era algo meramente protocolar pero siempre es bueno sentir ese aire que deja el éxito, es lo que permite soñar sin límites…Cohen mira, Showalter mira, todos miran, el trabajo hasta ahora, parece bien hecho.