Si luego de acabada la temporada 2018 de las Grandes Ligas alguien hubiera afirmado que en pleno 2022 Miguel Andújar seguiría formando parte del filial Triple A de los Yankees de Nueva York, seguramente lo habrían tildado de loco. Por aquel momento había quedado segundo en la votación al premio Novato del Año de la Liga Americana por detrás del prodigio japonés Shohei Ohtani y todo indicaba que sería la nueva gran revelación dominicana en la MLB, pero nada más lejos de la verdad. Entre las lesiones y la falta de oportunidades, la carrera de un enorme prospecto se diluyó.
Hoy, a 4 años de aquel tremendo momento en la joven carrera del oriundo de San Cristóbal, seguimos evidenciando lo mucho que le cuesta establecerse en Las Mayores. Las chances han sido a cuentagotas en un equipo que ciertamente no puede darle un rol principal en medio de tantas estrellas y el gasto ingente de dinero en una nómina que cada día crece y se perfecciona más y más.
Por otra parte, la salida de un toletero en horas bajas como Joey Gallo y la llegada de alguien tan sólido como Andrew Benintendi parece complicar todavía más las opciones de un Miguel Andújar que cada vez se ve a sí mismo más lejos de la Gran Carpa a pesar del buen desempeño que ofrece en ligas menores.
Números pasados por alto
Actualmente, el utility de 27 años vive un dulce momento con los Scranton/Wilkes-Barre RailRiders en la categoría Triple A. Su línea ofensiva es de .294/.340/.494, acompañada de 11 jonrones, 14 dobletes, 44 carreras impulsadas y 35 anotadas, todo esto en 60 encuentros disputados.
No obstante, esto no ha sido suficiente para contar con demasiadas oportunidades en el Big Show, ya que solo ha visto 49 turnos legales con el equipo grande, mismos en los que logró disparar 12 imparables para un promedio de bateo de .245.
Atrapado sin salida
Aunque el problema mayor al que se enfrenta Andújar es la presencia de muchos jugadores estrellas en el roster de Aaron Boone, ese no es el único. Aparte, hay que reconocer que su defensa no es la mejor y eso quizás es justamente lo que hace que no haya habido ofertas claras por él de parte de otras franquicias.
A pesar de que es un buen bateador, no llena el perfil del designado tradicional al no albergar tanto poder y por otro lado, tampoco se puede justificar su presencia en el terreno con el guante puesto solo por aprovechar su bateo. Es una situación complicada donde probablemente casi nadie se quiere ver envuelto.
Por eso, el periodo de intercambios cerró así, con él todavía en los Yankees y con la frustración de seguir en menores cuando sabe que tiene calidad para estar en el máximo nivel. Sin embargo, no es cuestión de habilidades, sino de oportunidades.