En estos 12 años se ha sembrado la popular creencia de Yankees son el equipo de “amagar y no dar“. Un equipo construído para ir por todo que irremediablemente sin importar qué acabará decepcionando.

Los preadolescentes no han visto una Serie Mundial de los del Bronx y los adolescentes no la recuerdan. Los Zilenials no tienen idea concebida de Yankees y victorias a pesar de ser los monarcas de la MLB con 27 cetros. En tanto los adultos desarrollaron una impaciencia irracional al estar acostumbrados a alzar campeonatos en cada década de la historia del béisbol ( excepción de la de los ochentas).

El 4 de noviembre de 2009, fue la última celebración de los del uniforme a rayas y quijadas sin barba. A partir  de entonces  solo hemos experimentado el béisbol insatisfactorio de los Yankees. En nuestras memorias más recientes, los Medias Rojas de Boston, ganadores de dos campeonatos mundiales desde 2013, son el equipo clutch de octubre, mientras que los Rays de Tampa Bay son el gigante imparable de la temporada regular con un suministro interminable de jugadores talentosos desde su finca.

Para los milenials que mantiene el efecto de primicia (recordar más las primeras vivencias) es inconcebible asociar a los Yankees con fracaso.

La realidad es que en la historia del béisbol, las victorias de los Yankees se han sentido inevitables. Si no en un juego, vendría en el siguiente. Si no en ese año, entonces probablemente en el que viene. Pero los Yankees siempre han tenido altas probabilidades reales de Serie Mundial y la carta más segura a la cual apostar pase a postemporada. Pero las cosas como son, y en estos 13 años no se ha disfrutado del brillo de un título.

Los Yankees no han ganado desde 2009. Pero 2010 fue solo la segunda década en la que los Yankees no ganaron una Serie Mundial (los años 80 fueron la otra). Su sequía actual de 12 temporadas es la tercera más larga de la franquicia desde que cambiaron su nombre a los Yankees (1979-96 y 1962-76 son los otros dos). Para ser claros, esta no es una franquicia en crisis. Los Yankees no son de ninguna manera, forma o forman un “mal equipo”. De hecho, probablemente sea una de las cinco franquicias mejor posicionadas de la liga. Se dirigirán al 2022 con cinco apariciones consecutivas en la postemporada, una alineación repleta de estrellas, el mejor lanzador del mundo que no se llame Jacob deGrom, uno de las mejores fincas del juego con desarrollo de jugadores que genera los mejores prospectos.

Entre todo eso y la voluntad (relativa) de su grupo propietario de gastar en la agencia libre, es probable que los Yankees se topen con un título en algún momento de los próximos años. Eso es solo matemáticas.

Pero, ¿y si no lo hacen? ¿Cuándo la mala suerte y el azar en octubre se convierten en una depresión? ¿Cuándo esa depresión se convierte en sequía? Y lo más importante, ¿cuándo una sequía se convierte en una maldición? Recuerde, los Medias Rojas también tuvieron una sequía de 12 años en un punto… y luego continuó por otros 74 años más.

Cualquier discusión sobre una maldición del béisbol tiene que comenzar con la Maldición del Bambino: los Medias Rojas ganan la Serie Mundial en 1918, canjean al lanzador estrella Babe Ruth a los Yankees dos años después y luego no capturan otro título hasta 2004. Ruth se convierte en un dios del jonrón, y Fenway Park lleva casi un siglo de miseria deportiva.

Pero mientras que los fanáticos de los Medias Rojas a menudo relacionaban su racha de infortunio con el desafortunado canje de Ruth, el término en sí no ganó gran popularidad hasta el libro de Dan Shaughnessy de 1990, “La leyenda de la maldición del Bambino”.

Ahora, debido a que los fanáticos apasionados siempre buscan excusas sobrenaturales para explicar lo que suele ser la ineptitud gerencial o el mal juego, la historia del béisbol está plagada de maldiciones. Después de que los Gigantes se fueran de Manhattan hacia San Francisco en 1957, “The Curse of Coogan’s Bluff” les negó un título hasta 2010, una referencia a su antigua casa en Polo Grounds. Los Medias Blancas de 1919 sufrieron el hechizo hasta 2005 con “La maldición de los Medias Negras“. Y ni hablar de la “La Maldición de la Cabra” que condenó a los Cubs de Chicago a 106 años. Aunque el macho cabrio no fue culpable de los 106, pues Cubs ganó la Serie Mundial en 1908 y luego perdió sus siguientes siete apariciones, incluso en 1945, cuando los Cachorros se enfrentaron a los Tigres en el Clásico de Otoño. Según cuenta la historia, el dueño de la taberna local, William Sianis, llevó a su cabra mascota al Juego 4 de la Serie ’45 en Wrigley Field. La cabra estaba molestando a otros fanáticos, por lo que se le pidió a Sianis que tomara su cabra y se fuera, momento en el que Sianis enojado supuestamente colocó un maleficio en el equipo de la ciudad natal. Los Cachorros no ganaron una Serie Mundial hasta que se rompió la maldición en 2016.

Pero lo que es más importante, en lo que se refiere a cualquier embrujo floreciente de los Yankees, se necesitaron 37 años de futilidad de los Cachorros para que alguien pensara siquiera en maldecirlos. En Boston, pasaron aproximadamente 70 años antes de que alguien calificara el comercio de Ruth como una maldición.

Teniendo en cuenta que los yanquis solo tienen 12 años en su sequía actual, parece que deben pasar algunas décadas más antes de que podamos comenzar a considerar la presencia de una maldición.

Pero si surge una maldición, ¿cómo la llamaremos? Si los Yankees hubieran ganado en el 2008 en su último año en el antiguo Yankee Stadium (en lugar de en el 2009, el primer año en el nuevo lugar), “La maldición de la casa que construyó Ruth” habría sido perfecta. Tal vez si Austin Jackson se hubiera convertido en una superestrella (lo cambiaron por Curtis Granderson antes de la temporada 2010), podría haber sido el impulso de una maldición.

Tan oscuro como es, el fallecimiento del antiguo propietario de los Yankees, George Steinbrenner, en 2010, probablemente sea el momento al que apuntan los fanáticos. Sin duda, hay un segmento de fanáticos incondicionales de los Yankees que han criticado la propiedad en la “Era posterior al jefe”, por lo que tal vez Steinbrenner esté flotando en el más allá, maldiciendo a los Bombarderos del Bronx  hasta que superen el impuesto de lujo por $ 100 millones o algo así.

Ahora, si los yanquis ganan todo en 2022, se habrá esfumado cualquier teoría embrujo. Pero si no lo hacen, se mantendrá en curso lo de “La maldición del jefe“, incluso si todavía estamos a varias generaciones más lejos de esa realidad, y esto paradójicamente se debe a la historia de éxito de los Yankees de Nueva York, única franquicia a la que no se le perdona algo menos que una Serie Mundial.

Y no. Medias Rojas no son siquiera el equipo de esta década ni ninguna otra y están muy lejos de la historia de glorias de los mulos.