Cuando uno busca en el contexto actual y piensa en Japón y en la rica cultura japonesa, tal vez los nombres que más resalten sean los de Shohei Ohtani y Haruki Murakami, pues ambos en sus respectivas profesiones, son los rostros más universales de la tierra del sol naciente en este año 2022, en pleno siglo XXI.
Murakami, un Nobel de Literatura sin premio, para muchos el eterno candidato, un genio de las letras que ha recogido lo mejor de la sabiduría y la tradición literaria japonesa, desde Yasunari Kawabata, pasando por Yukio Mishima hasta Kensaburo Oe y hoy, textos como Tokio Blues, Kafka en la orilla y La muerte del comendador son clásicos de la literatura contemporánea, de obligada consulta.
Por otro lado, Ohtani, El fenómeno, el hombre que llegó a conquistar a Estados Unidos para reencarnar la mística y la personalidad del legendario Babe Ruth y ser tal vez la expresión cimera del éxito que llegó con la Era Meiji y la apertura de Japón hacia Occidente.
Un poco de historia
Y si, uno mira a Japón hoy, imponentes edificios, grandes industrias, desarrollo por doquier, Tokio, Kyoto, Yokohama, Nagoya y jamás pensaría que, en menos de 200 años, los nipones pasaron de ser un país atrasado y feudal a lo que es hoy y la figura de Shohei Ohtani es el mejor producto de este periodo, más allá de Ichiro Susuki, de Hideki Matsui, de Hideo Nomo y Daisuke Matsusaka.
Ohtani es una especie de embajador cultural del Japón y si Nomo en su momento, allá, cuando debutó con los Dodgers en 1995 fue un cisma en Las Mayores, pues en casi 30 años, desde que Masanori Murakami lanzara en 54 partidos con los Gigantes de San Francisco, allá por 1964; desde ese momento y hasta mediados de los 90, ningún otro pelotero se había asomado siquiera a Grandes Ligas, hoy la realidad supera cualquier ficción.
Tal como lo cuenta Robert Whiting en su libro The Samurai Way of Baseball; fue Randy Johnson quien indujo a Nomo a pensar en Las Mayores y ahí se canalizó todo.
Luces del presente
Y Nomo comenzó su aventura en Dodger Stadium y después llegaron otros, Ichiro, Matsui, Matsusaka, Hiroki Kuroda, hasta llegar a Yu Darvish, Kenta Meda, Masahiro Tanaka y entonces Ohtani, otra vez Ohtani marcando la diferencia, tal vez como uno de los célebres personajes de las novelas de Murakami, buscando y encontrando su camino allí, en la cuna del mundo desarrollado, triunfando, siendo muy grande.
La dimensión
Ohtani fue el MVP en toda la línea en 2021 y en este 2022, ha retomado la historia por onde la dejó, incluso hasta siendo mas impactante tanto en el box como en el cajón de bateo y cuando algunos comienzan a preguntar si los Angelinos podrían vender a Ohtani, la respuesta se impone por si sola…no, pues la franquicia no renuncia al proyecto ganador y necesitan a sus estelares, a Mike Trout, a Anthony Rendón y al propio Ohtani.
Rumbo al 2 de agosto, algunos especulan, pero es imposible, pues resulta de sobra conocido, tal como lo cuentan Jon Heyman Joe Sherman en el New York Post, el amor que siente el dueño del equipo por sus jugadores estrellas y si Ohtani gana 5 millones ahora, no es un problema, el hombre se siente bien, está viviendo su momento y seguramente, el número mágico en 2023, será colosal.
Pero sopesando incluso el dinero y la cuestión comercial, retomamos el punto, Ohtani se siente bien, está siendo mejor pitcher incluso, récord de 9-5, efectividad de 2,80 y 134 ponches en 93,1 tramos de labor; además de sus 21 jonrones que sientan la expectativa respecto a poder superar la marca de 46 del año anterior.
Cuestión de tiempo
En mayo, el sueño parecía volverse realidad y los Angelinos con Joe Maddon al frente, irrumpieron como el elenco sorpresa , no solo en la Liga Americana, sino en todas Las Mayores, pero de pronto, de la noche a la mañana, todo se desmoronó; lesiones, bajo rendimiento, despedidas y la espera seguirá dilatándose, pero Ohtani, ahora mismo, al instante de escribir este texto, es intocable, hablamos del hombre que pudiera dominar el juego en los próximos diez años.