El pasado viernes, mientras leía los comentarios relacionados al cambio de reglas para el año entrante en MLB, me detuve en la cuenta de José Luis Mendoza, periodista dominicano y comelibros de largo aliento. O como él miso se define “Comunicador con interés en Deporte, Política, Economía, Internacionales e Historia”. Yo le comentaba a él que me parecía muy bien lo que se estaba haciendo  porque batear es lo más difícil que existe en el beisbol y había que proteger ese oficio.

Para serle sincero, querido lector, esperaba de JoteEle una respuesta más ponderada, con  más sindéreses. Fue tan abrupta su argumentación que me sorprendió. Aquí abajo verán lo que me dijo.

Mi respuesta fue que le dedicaría la columna de hoy y es lo que hago.  Y lo hago por dos cosas, primero porque lo que dice mi amigo JotaEle es impreciso,  no soy guardián de las esencias puras del juego, no sé de dónde sacó eso.  Y segundo porque Twitter no es un buen terreno para explicar ideas que merecen ser desarrolladas y rumiadas. Así que comencemos.

Una de las actividades deportivas más difíciles que hay en el mundo es batear. Y esto es una realidad científica. Tiene que ver no con las matemáticas ni con las nuevas métricas del beisbol sino con la física.  Hablamos de que proyectil esférico debe ser golpeado por un objeto también de superficie esférica.  Por eso cuando se golpea a una pelota de beisbol un milímetro más abajo del lugar indicado, en vez de un jonrón se puede producir un rolling al pitcher.  Y hablamos solo de ¡UN MILÍMETRO! (En el link tienen toda la explicación con fórmulas y números, la puede leer allí).

Es por dicha razón que hasta hace poco batear .300, es decir fallar siete veces de cada diez intentos, era considerado una proeza.

Y esto que afirmo no es mi capricho ni nada por el estilo. Son estudios realizados a lo largo de los años y la literatura abunda al respecto.  Es por dicha razón que hasta hace poco batear .300, es decir fallar siete veces de cada diez intentos, era considerado una proeza.  ¿En qué otro deporte fallar por encima del 65 o 70 por ciento de las ocasiones es considerado como algo excelso?  Creo que en ninguno de los deportes en donde se utiliza una pelota.

Entonces, imagínese usted, si ya antes de que existieran las famosas formaciones defensivas, en inglés conocidas como shifts, era complicado acertar, ahora es más difícil, casí imposible embasarse por medio de un batazo. El juego se ha tornado de una práctica de bateo de 5 de la tarde, donde todos, los nueve jugadores, sólo buscan el jonrón. O en un juego en donde ahora lo único que interesa es el ángulo de ataque, la velocidad de salida del bate y demás yerbas.

Yo no estoy en contra de la analítica ni de los cambios.  Estoy en contra de que se quiera entubar a todo el mundo por un mismo embudo, creyendo que las ideas positivistas de un grupo,  impuestas a troche moche, son mejores que las anteriores, simplemente porque a alguien le dio la gana de erigirse como el gurú y más sabio de los hombres.

Gracias a Dios, Joe Maddon ya lo dijo hace poco cuando hablaba con Jayson Stark,  Los analíticios ahora viven metidos en el clubhouse y ellos, basados en logaritmos y raíces cuadradas, le dicen a los mánager a quién traer, como deben lanzar los pitchers y hasta les bajan el lineup de la oficina.  Ojo, y eso no lo digo yo, lo dice Joe Maddon, a quien no podemos culpar de tradicionalista.

Pero volvamos al punto. El bateo es una de las actividades más duras de realizar. Si en vez de dos infielders le pones cuatro más tres jardineros en el mismo sector, sólo para que en vez de acertar en el 24.3 por ciento de los casos, acierte en el 23,7 por ciento, haces la actividad sencillamente imposible.

Sí, ya sé. Saldrán aquellos que jamás en su vida ha cogido un bate decir “bueno que aprenda a batear hacia el otro lado el terreno”. ¿Y tú crees que ellos no lo intentan? No es fácil manejar un bate.  Eso de que “colocó la pelota con la mano” es un refrán. Físicamente es imposible, por las leyes que rigen el movimiento  de los objetos, tratar de “colocar” con la mano o con el bate un proyectil que viaja a más de 160 kilómetros por ahora y donde hay menos de un tres cuartos de segundos para tratar de conectarlo.

La regla la imponen porque el juego se ha tornado aburrido, monótono, monocromático. Me encantan los duelos de pitcheo, pero no con ventaja para aquellos que tiene la pelota. La misión del bateador es embasarse, pero ponerse a esperar pitcheos con Corbin Burnes en la lomita es suicida. Yo quiero batear, darle a la pelota a ver si esta cae, pero no podrá ser así, porque siete de los nueve que están en el terreno están en el mismo lugar.

Es una cuestión de la esencia del beisbol.  Batear .300 no está pasado de moda y es una estupidez decir y hasta afirmarlo. O denostar el average por encima de otras métricas es un error que se ha vuelto algo común. Pero por eso no deja de ser un error.  Sí, para anotar hay que embasarse y para embasarse hay que darle a la pelota. Y podríamos hacer un libro discutiendo punto por punto estas cosas.

Espero que mi amigo JotaEle haya entendido ahora mi posición al respecto.  Siempre es bueno debatir con alguien, aunque sea por la columna.

Listo, se acabó el juego.