Orlando Calixte no se sentía bien para estar en el lineup. El encuentro fue casual, de esos rápidos que se hacen en el terreno de juego y que siempre suceden cuando uno de dos está apurado, o tiene algo que hacer. Pero el periodismo es una escuela y la experiencia acumulado enseña. Necesitábamos dos impresiones. Y a eso fuimos.

La primera era sobre su estado de salud. El infielder es uno de los cañones del mánager José Leger. “Estoy con malestar”, dijo. “Ya se me quitó al gripe, pero aún me quedan síntomas. Me siento mal, me duele un poco la cabeza. Me estoy bebiendo unas pastillas. Creo que para finales de semaan podré estar de nuevo en acción”.

Calixte se ha convertido en esa clase de pelotero que en cualquier momento saca una de la chistera y transforma el juego. Con un swing puede cambiar la faz de un partido, bien sea con un jonrón, sencillo o un doble. Es necesario en las Águilas y su presencia esperada.

Pero ese no era el único tema que quería hablar con él. Lo abordamos para el tema del beisbol en Haití y lo que había dicho Lino Rivera. El boricua está en República Dominicana contactando a peloteros y ex jugadores con descendencia haitiana para conformar una selección de beisbol capaz de estar presente en los próximos juegos Centroamericanos y del Caribe y otras competiciones que vienen por delante.

“Sí, me comentaron algo”, cuenta Orlando. “Pero a mí no me han contactado”.

Surge pues la pregunta obligada. ¿Sería él capaz de jugar para Haití, cuando en sus documentos dicen que es dominicano y llegó a Grandes Ligas com la nacionalidad dominicana? No tardó en contestar.

“Sí, claro que sí”, soltó al rompe. “Yo soy dominicano, amo a este país y estoy agradecido de todo lo que me ha dado, pero la tierra de mis padres es la tierra de mis padres. Para mí sería un honor representarlos. Es más, si me piden asesoría se las doy gratis”.

Le pido, en esta época del video, que me dé una declaración al voleo. “Otro día, mi hermano”, explicó. “Debo ir a estirarme y puego viene el juego”. Bueno, en realidad lo que vino después fue un descomunal aguacero que retrasó el inicio del partido por más de 39 minutos e hizo que finalizara al filo de la medianoche.

“Esas son mis raíces”, cuenta.

Me parece coherente esta actitud. Nadie escoge los padres que tiene y muchos de nostros, si pudiéramos escogerlos estoy seguro de que elegríamos a los mismos. Ellos nos forman, nos protegen, nos cuidan, nos guían. Así fueron los míos conmigo.

Además, otra cosa. Los peloteros, y todos los atletas en general, tienen el derecho de buscársela en donde tengan chance. Calixte nunca será de la selección absoluta de República Dominicana y si el quiere ir a un certamen internacional y mostarse a otros mercado, no sólo MLB, está en su derecho.

El caso de Félix Sánchez es uno de ellos, el de Rhiner Cruz, de Picante, y de tantos otros. Por ejemplo, Randy Arozarena irá por México al Clásico Mundial y Henry Urrutia también. Son peloteros que reciben oportunidades y éstas hay que aprovecharlas porque son como los autobuses: a veces pasan una sola vez y listo.

Sé que el tema que tocamos es candente y levanta pasiones en muchas personas. Como migrante entiendo ambos lados, pero el deporte es un vínculo de unión y una actividad en donde se hemanan los pueblos. Politizarlo o criticar a alguien porque quiera tomar una decisión afectiva me parece absurda y descabellada.

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Listo, se acabó el juego.