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Cuando los Medias Rojas de Boston necesitan una chispa ofensiva que haga la diferencia, Rafael Devers suele responder con contundencia. Así lo hizo este domingo con un batazo colosal hacia el jardín central de 440 pies, el cual no solo dejó a todos boquiabiertos, sino que definió la victoria 3-1 sobre los Reales de Kansas City. El jonrón, el segundo más largo de Boston esta temporada, fue otra muestra del poderío ofensivo del dominicano, que ha elevado su nivel en los momentos más importantes.
El batazo llegó en el sexto inning, con un corredor en base, y sirvió para romper el empate 1-1. Antes, el venezolano Wilyer Abreu había conectado su décimo cuadrangular del año en el cuarto capítulo, también proyectado a gran distancia (430 pies), que sirvió para empatar las acciones. Pero fue Devers quien se robó el protagonismo con un swing devastador que silenciaba a los fanáticos locales y encendía al dugout de los Medias Rojas.
Para Lucas Giolito, abridor de Boston, no se necesitaron más carreras. El derecho trabajó 6.2 entradas con apenas dos imparables y una carrera sucia, controlando a la ofensiva de Kansas City con aplomo. Con 88 lanzamientos, cerró su actuación ponchando al venezolano Maikel García con una recta de 95 millas por hora, lo que provocó la ovación de sus compañeros y la doble palmada de felicitación del dirigente Alex Cora.
“Hoy fue un gran paso adelante. Me siento 100% saludable. Ya no pienso ni en la pierna ni en el codo”, afirmó Giolito tras su sólida actuación. Uno de los aspectos más destacados de su repertorio fue la incorporación de un nuevo slider, afinado en el bullpen apenas días antes, y que se convirtió en un recurso clave para mantener fuera de balance a los bateadores rivales.
A pesar de un error suyo en el tercer inning —cuando lanzó desviado tras un toque de sacrificio, lo que permitió la única carrera de los Reales— Giolito mantuvo la compostura y logró salir del episodio sin mayores daños. “Fue un poco de confusión. Tal vez necesite más trabajo en mis PFP (prácticas de fildeo de lanzador), pero lo importante es mantenerse enfocado y limitar el daño”, comentó.
El relevo de Boston completó el trabajo, y Aroldis Chapman se encargó del noveno episodio para sellar su sexto salvado del año. Con esa actuación, el cubano igualó a Rollie Fingers en el 15.º lugar de la lista histórica de salvamentos en MLB con 341.
Devers, el bateador que impone respeto
El mánager Alex Cora no escatimó elogios hacia su antesalista estrella, quien ha sido constante a la ofensiva en medio de especulaciones sobre un posible cambio de posición hacia la inicial. “Si revisas los números, probablemente sea el mejor bateador designado en la Liga Americana en este momento”, dijo Cora, resaltando el impacto de Devers más allá de cualquier decisión defensiva.
Desde la reunión del viernes entre Devers, el propietario John Henry y el propio Cora, el dominicano ha evitado hablar con la prensa, pero su bate ha respondido con elocuencia. Este domingo, su cuadrangular no solo fue espectacular por la distancia, sino por el momento en que llegó y el mensaje que envía: Devers sigue siendo el eje de esta alineación.
“Me alegro de que esté en mi equipo y ya no tenga que lanzarle”, comentó Lucas Giolito al referirse al dominicano. “Es un bateador increíble y somos muy afortunados de tenerlo”.
Una serie que cambia el pulso
Después de perder el primer juego de la serie en 12 innings, Boston supo recuperarse con dos victorias consecutivas, ambas limitando a Kansas City a una sola carrera. Esa capacidad de respuesta habla del temple de un equipo que, a pesar de sus altibajos, sigue compitiendo con intensidad en la exigente Liga Americana.
Con el poder de Devers, el despertar de Abreu, el dominio de Giolito y la experiencia de Chapman, los Medias Rojas están construyendo victorias importantes que podrían marcar el rumbo de su temporada.
Lo de Rafael Devers no es solo potencia: es liderazgo silencioso, impacto ofensivo constante y una presencia que intimida en cada turno. Su cuadrangular de este domingo no fue solo un batazo largo, fue una declaración. Y cuando un abridor como Giolito dice que se siente afortunado de tenerlo como compañero, no es una cortesía: es una verdad que en Boston conocen muy bien.
La temporada aún es larga, pero si los Medias Rojas aspiran a estar en la conversación de octubre, necesitarán más días como este, donde el talento individual y el esfuerzo colectivo se conjugan para ganar series en plazas difíciles. Y ahí, en el corazón de esa fórmula, Rafael Devers parece decidido a seguir siendo el protagonista.