Bien se sabe que uno de los momentos más icónicos dentro de lo que significa el béisbol en gran parte es lanzar hazañas históricas, como por ejemplo, tener un verdadero hito en contra de un equipo que se puede considerar uno de tus rivales cercanos, hablamos del encuentro que se dio entre los Rojos de Cincinnati y los Piratas de Pittsburgh por todo lo alto cuando de manera completamente insólita en el PNC Park pasó lo inesperado.
Si bien se entiende como hazañas lanzadoras que haya un No-No por ejemplo, un trabajo ejemplar es el que hizo el equipo de los Rojos en contra de sus similares donde, no solamente utilizaron a uno de sus mejores brazos, sino que fue en cierre completamente colectivo entre varios de los lanzadores. Sin embargo, una cosa completamente insólita fue lo hecho en la octava entrada, donde logrando el hito, resultó que el equipo del barco les anotó una carrera de forma oficial.
No hay errores en la tabla.
En el resultado final que se pudo apreciar, encontramos de manera certera y completamente directa que el equipo de los Rojos efectivamente lanzó un juego perfecto porque ninguno llegó a primera base a través de un hit y tampoco se dieron errores por parte de la defensiva. Lo que nos da a entender de manera clara que los lanzadores tuvieron un momento de descontrol con los pitcheos y que dando boletos fue que pudo haber llegado la carrera al plato al estilo de “caballito”.
Bien se puede apreciar en lo que respecta a la pizarra de resultados, que el equipo de Cincinnati utilizó dos lanzadores nada más que fueron Hunter Greene y Art Warren. Greene, quien lanzó por espacio de 7.1 entradas oficiales se encargó de otorgar a su vez 5 boletos en toda su labor, entre esa cantidad de 5 boletos, uno de ellos entró como caballito automáticamente a la registradora, lo que contabilizó el detallito malo de la carrera contabilizada en contra para el número 21. Sin embargo otorgó 9 abanicados.
Su compañero Art Warren sacó el último 2/3 de labor para completar las 8 entradas completas ya que, al ser Pittsburgh local, no tuvieron el por qué jugar la baja de la novena por obvias razones lógicas. Lo que más rabia da, es que, por el descontrol de un pitcher “bolero”, esté el equipo al borde de la gloria y termine lanzando el juego al caño.
Desde que existen las Grandes Ligas, no ha habido un hito igual al antes mencionado.
Aunque supuestamente hay una regla en la cual, no habría contabilización oficial: