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El béisbol dominicano está de luto. La noche del sábado, Ricardo “Rico” Carty falleció en Atlanta a los 85 años, dejando un vacío que pocos podrán llenar. Su partida no solo marca el fin de una era, sino que también resalta el impacto que tuvo en el deporte y en la cultura dominicana. Desde su debut en las Grandes Ligas en 1963 con los Bravos de Milwaukee hasta su ingreso al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en 1989, Carty vivió una vida dedicada al béisbol, rompiendo barreras y escribiendo su nombre en los anales de la historia.

Una carrera extraordinaria en el diamante

Nacido en San Pedro de Macorís, cuna de tantas estrellas del béisbol dominicano, Rico Carty fue mucho más que un jugador talentoso. Fue un símbolo de perseverancia y excelencia. Su promedio de bateo de .366 en la temporada de 1970, cuando lideró la Liga Nacional, sigue siendo recordado como una de las actuaciones más impresionantes de un dominicano en las Grandes Ligas.

Carty jugó 15 temporadas en las Mayores, vistiendo los uniformes de equipos como los Bravos de Atlanta, Vigilantes de Texas, Cachorros de Chicago y Azulejos de Toronto, entre otros. En total, participó en 1,651 partidos y se consolidó como uno de los bateadores más consistentes de su época. A pesar de las adversidades, como una enfermedad de tuberculosis que amenazó su carrera en los años 60, Carty siempre regresó más fuerte, demostrando una capacidad de resiliencia admirable.

Un ícono en la Liga Dominicana

En la pelota invernal dominicana, Carty también dejó una huella imborrable. Sus actuaciones con las Estrellas Orientales, Escogido, Licey y Águilas lo convirtieron en una figura icónica. Fue el dueño del récord de jonrones en la liga (59) durante varias décadas, hasta que fue superado por jugadores de generaciones posteriores.

Pero quizás su momento más memorable en la región llegó en la Serie del Caribe de 1977, celebrada en Caracas. Representando al Licey, Carty conectó cinco jonrones, un récord que aún permanece intacto, y fue nombrado Jugador Más Valioso tras guiar al equipo a un invicto en el torneo. Esa hazaña, repleta de cuadrangulares decisivos y momentos heroicos, sigue siendo motivo de orgullo para los aficionados dominicanos.

Un legado que trasciende el béisbol

Más allá de sus logros deportivos, Rico Carty fue una figura cercana y respetada en la sociedad dominicana. Su humildad y conexión con el pueblo hicieron que fuera querido no solo como atleta, sino también como persona. Era frecuente verlo en eventos deportivos y culturales, siempre dispuesto a compartir historias de su carrera y consejos para las nuevas generaciones de jugadores.

Su ingreso al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en 1989 fue un reconocimiento a su impacto no solo en el béisbol, sino en la identidad dominicana. En 2023, los Bravos de Atlanta también lo incluyeron en su Pabellón de la Fama, un homenaje merecido para un jugador que brilló junto a leyendas como Hank Aaron.

El eterno Rico Carty

La partida de Ricardo Carty deja una profunda tristeza, pero también una oportunidad para reflexionar sobre su legado. Fue un pionero, un modelo a seguir y un hombre que, a través del béisbol, demostró el talento y el espíritu indomable del pueblo dominicano.

Como dijo Kelvin Cruz, ministro de Deportes, “Su partida deja un vacío irreparable en el deporte dominicano”. Sin embargo, los recuerdos de sus hazañas en el terreno y su impacto fuera de él vivirán para siempre. Desde los estadios de béisbol hasta las calles de San Pedro de Macorís, Rico Carty será recordado como uno de los grandes, un gigante que elevó el nombre de su país en cada paso de su carrera.

Descanse en paz, campeón. Tu legado está asegurado en cada swing, en cada historia, y en cada corazón que inspiraste.