Your browser doesn’t support HTML5 audio

A sus 42 años, Robinson Canó, una de las figuras más emblemáticas del béisbol dominicano, ha anunciado que su retiro del béisbol profesional está condicionado a un único objetivo: ganar un campeonato invernal con las Estrellas Orientales. El intermedista, que ha conquistado títulos en prácticamente todas las etapas de su carrera, tiene una deuda pendiente con el equipo de San Pedro de Macorís y con su comunidad.

“Desde que ganemos, creo que no seguiré más”, expresó Canó en una entrevista con el Listín Diario. Estas palabras resuenan como un mensaje de determinación y también de despedida, dejando claro que para él, colgar los spikes no será un retiro ordinario, sino la culminación de una misión personal y profesional.

Un palmarés de leyenda

La carrera de Canó es un mosaico de éxitos que abarca los escenarios más prestigiosos del béisbol:

  • Campeón de Serie Mundial con los Yankees de Nueva York en 2009.
  • MVP del Clásico Mundial de Béisbol 2013, llevando a la República Dominicana al único título invicto en la historia del torneo.
  • Títulos en la Liga Mexicana con los Diablos Rojos y en la Serie del Caribe 2023 con los Tigres del Licey.

Sin embargo, el título con las Estrellas Orientales sigue siendo una asignatura pendiente. Aunque el equipo rompió su histórica sequía de medio siglo sin campeonatos en 2019, Canó no formaba parte de esa plantilla. Desde su regreso, ha disputado tres finales consecutivas con los verdes, pero todas terminaron con la amarga medalla de plata.

El presente: un Round Robin para soñar

La temporada 2025 ha visto a las Estrellas Orientales competir con fuerza, liderando la tabla junto a los Tigres del Licey. Canó, pese a su edad, sigue siendo una pieza fundamental del equipo:

  • En la temporada regular, bateó para .353, conectó un cuadrangular y empujó seis carreras en nueve juegos.
  • Durante el Round Robin, su desempeño ha sido aún más impresionante, con un promedio de .417, un jonrón y ocho impulsadas.

Estos números reflejan no solo su talento, sino también su compromiso con el equipo y su deseo de culminar su carrera como campeón en su tierra natal.

¿Qué sigue para Robinson Canó?

El retiro no significa alejarse del béisbol para Canó. Su plan es pasar más tiempo con su familia, especialmente con sus hijos, antes de embarcarse en una nueva etapa dentro del deporte, esta vez desde las oficinas.

“Quisiera estar dentro de las oficinas, más tranquilo, con menos presión”, explicó. En los últimos meses, ha comenzado a aprender sobre el negocio del béisbol, preparándose para un futuro como gerente o en roles administrativos.

Este cambio de enfoque refleja su deseo de seguir contribuyendo al deporte que lo ha definido, pero desde una posición diferente, menos visible, pero igualmente influyente.

Legado y redención

La carrera de Canó no ha estado exenta de controversias. Dos suspensiones en la MLB por el uso de sustancias prohibidas pusieron sombras sobre su legado. Sin embargo, el jugador prefiere centrarse en los momentos positivos y en cómo desea ser recordado.

“Quiero que cuando piensen en mí imaginen una persona que lo dio todo en un terreno y que fue feliz en cada entregada que jugó”, afirmó.

Este enfoque positivo refleja no solo su mentalidad como atleta, sino también su capacidad para enfrentar los desafíos y aprender de ellos.

Un desenlace por escribir

El futuro de Robinson Canó está ligado al destino de las Estrellas Orientales en esta temporada. Cada victoria los acerca al ansiado título y, al mismo tiempo, al retiro de su capitán. Su anuncio no solo marca el fin de una era, sino también el inicio de una nueva, tanto para él como para el equipo.

¿Será este el año en que Canó pueda despedirse como campeón en San Pedro de Macorís? Si las Estrellas logran coronarse, no solo cumplirán el sueño de su líder, sino que también le darán a su afición un momento que quedará grabado en la historia del béisbol dominicano.

El tiempo dirá si este será el desenlace perfecto para una carrera legendaria. Por ahora, Canó sigue en el terreno, demostrando que la pasión por el juego no tiene edad ni límites.