Robinson Canó es uno de los peloteros más laureados en la última época de las Grandes Ligas. Gracias a su talento, logró cosechar infinidad de registros estadísticos de primera categoría y galardones individuales a granel. Con todas las letras, el dominicano era un miembro del Salón de la Fama seguro en un futuro.

Pero eso, solo era, porque la verdad es que a día de hoy parece haber perdido ese derecho casi con total seguridad debido a un par de sanciones por el consumo de sustancias prohibidas en 2018 con los Marineros de Seattle y otra a finales de 2020 con los Mets de Nueva York.

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Y eso no abarca por completo el asunto, se pone peor. A día de hoy se encuentra puesto en asignación por la escuadra de Queens y muy probablemente tenga que terminar siendo dejado en libertad, a menos que consiga un milagro y alguna franquicia quiera hacerse cargo de los más de 40 millones de dólares que todavía le restan de contrato con el cuadro metropolitano de aquí al 2023.

Ahora, la gran pregunta es ¿Qué pasó? ¿Por qué cayó del cielo al infierno en tan poco tiempo este eminente pelotero? Y sobre todo, ¿Qué piensa hacer a partir de ahora?

Cayó ante la tentación

Desde el 2005, año de su debut, hasta el 20217, el camarero nacido en San Pedro de Macorís logró acudir a 8 Juegos de las Estrellas, obtuvo 2 Guantes de Oro, recibió 5 Bates de Plata, ganó 1 anillo de Serie Mundial y hasta se apuntó un premio MVP en un All-Star Game y un Home Run Derby.

Su línea ofensiva vitalicia por ese entonces era de .305/.354/.494, con 301 cuadrangulares, 512 dobletes, 1183 carreras impulsadas y 1144 anotadas, además de 2376 inatrapables. Eso es una verdadera salvajada para 13 años, y una inducción casi segura al templo de los inmortales.

Pero llegó el 2018 y la primera prueba positiva por esteroides dijo presente, y la interrogante que se nos viene a la mente y es inevitable que no lo haga es: ¡¿Por qué lo hiciste Robinson?!

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No es justificable desde ningún punto de vista el hacer trampas, pero es más o menos entendible cuando el éxito no se consigue en base al esfuerzo y los fantasmas de la frustración atacan. Aun así, ¿Es necesario hacerlo cuando lograste entrar al olimpo de tu deporte sin ayudas externas? Y no solo eso, sino volver a caer un par de años después cuando ya tienes una mancha en tu historial y apenas estás logrando redimirte.

Porque analicemos, la zafra 2019 de Canó que fue la primera completa luego de la suspensión de 80 juegos no fue mala. Bateó hilo de .256/.307/.428, con 13 bambinazos, 39 rayitas remolcadas y 46 anotaciones; no fue una cosa de locos, pero parecía que todo iría a mejor.

De hecho, en el ciclo acortado de 2020 por culpa de la pandemia del Covid-19 se mantuvo sólido en sus registros. Promedió .316 y disparó 10 jonrones y 9 tubeyes en 49 encuentros. De verdad, es inentendible su recaída.

El triste final

A pesar de lo ocurrido, el segunda base desea seguir jugando al deporte de las bolas y los strikes unos años más si la salud y algún club se lo permiten. Hace poco manifestó que no guarda rencor hacia los Mets por la decisión que tomaron:

“De verdad que en esto no hay ningún sentimiento negativo, sabemos que es un negocio. Sé que fue una decisión difícil para la organización, pero al final del día es un negocio y acepto la decisión. No hay ningún tipo de sentimiento negativo hacia ellos. Les deseo lo mejor”.

No obstante, duele pensar que hazañas como los 3 mil imparables no llegarán debido a sus malas decisiones. Hoy tiene 2632, pero de no haberse perdido temporada y media por incumplir las reglas, podríamos tenerlo a las puertas de la mágica cifra y además, del Hall of Fame de Cooperstown.