Tres juegos y medio separan a los Mets de Nueva York de los Bravos de Atlanta en la división este de la Liga Nacional y esa es la línea de mensaje que hay que leer, siguen siendo lideres sin sus dos figuras principales en el pitcheo, Max Scherzer y Jacob deGrom.

Sin embargo, esa ventaja respecto a los vigentes campeones de la Serie Mundial era de siete y en seis semanas que ha durado la ausencia de Max Scherzer por lesión, desde que saliera de juego allá por el 18 de mayo, los de Queen han visto reducirse esa diferencia y mirando de reojo el paso arrollador del elenco sureño.

s que necesario

Scherzer hace falta, eso todos lo saben, desde Steve Cohen hasta Buck Showalter y las cosas toman un cariz importante si miramos a la estadística del bateo de los Mets, solo 232.

En este contexto, Anthony DiComo de MLB.com informó que desde el equipo ya aseguraron que el ocho veces All Star estará de vuelta el venidero martes, enfrentando a los Rojos de Cincinnati.

La espera parece haber terminado y todos los fanáticos de los Mets y del béisbol en general, esperan con ansias el retorno del viejo Max, uno de los últimos tipos duros del juego.

El show

Antes de la temporada, todas las miradas estaban puestas sobre los Mets, pues la ilusión de ver lanzando a Scherzer y deGrom en una misma rotación, primer o segundo o viceversa, era algo así, como ver a Rafael y a Miguel Ángel pintando el techo de la Capilla Sixtina o a Wagner y Mozart componiendo una sinfonía.

Luego de mostrarse a plenitud con la sucursal doble A de los Mets, lanzando hasta 80 pitcheos a su nivel habitual, el cuerpo de dirección decide soltar a la bestia y las aguas comienzan a calmarse.

En cerca de un mes y medio de temporada regular, Max Scherzer realizó 8 aperturas y en ellas promedió para 2,54 de efectividad con 59 ponches en 49,2 tramos de labor y un récord de 5-1.