Doce años de esclavitud, La cabaña del tío Tom y Rosa Parks montando en el autobús junto a los blancos allá por los años 50 del pasado siglo, dejando sin respiración a muchos; después la mirada fría y medio vacía de Scarlett Ohara en Lo que el viento se llevó, allí en el rudo sur, en el núcleo duro del sur profundo, en Atlanta y todo cobra sentido cuando Josh Donaldson sacó su casta y le llamó Jackie a Tim Anderson; aunque no lo parezca si es parte de lo mismo, de la misma historia, de mentalidades enquistadas a lo largo del tiempo y lo vemos en el cine, en la literatura y por ende en la misma historia de Estados Unidos.
Ya ha pasado un mes desde aquel día a finales de mayo, pero el significado del suceso esta latente, Tim Anderson es quizás el mejor torpedero del béisbol, tuvo que salir del juego por lesión, días después de su altercado con Donaldson, los Medias Blancas sienten su ausencia, pero el estigma del ataque trasciende y llega a la complicada historia de Tim.
El origen
Una historia de drogas, de violencia, de falta de atención familiar, de barrios marginales y todos es fruto del mismo rechazo, del pecado aparente que representa nacer negro en una sociedad tan “ puritana”, en todos los sentidos; hoy vemos a Anderson triunfar, siendo uno de los bateadores mas consistentes de todas Las Mayores y cuando observamos en retrospectiva su título de bateo en 2019, suceso que derivó en la famosa entrevista a Sport Ilustrated, pocos sabemos las batallas ocultas para lograr ese pedacito de instante cargado de gloria.
Con su padre encarcelado y siendo criado por sus tíos, Tim Anderson tuvo que encontrar otras salidas al mal ambiente en el que vivía y lo encontró, como suele suceder, en el deporte, descollando por sus habilidades en el baloncesto pero el beisbol se robó toda su atención y por ahí se fue; escapando un día de casa incluso para ir a jugar en la East Central Community College en Decatur, Mississippi y en su segunda temporada allí, fue escogido en la primer ronda del draft del 2013 como la selección número 17…el viaje había valido la pena.
La mentalidad
Anderson adquirió esa mentalidad de luchador, propia de las personas que viven en contextos violentos, un mundo que te ata y parece no dejar salir y cuando sales pagas un alto costo, prejuicios, complejo de inferioridad, y una rabia inmensa por la frustración de querer decir tanto y no poder.
Tim Anderson volcó todo eso en el juego y fue de menos a más desde que irrumpió en Grandes Ligas haces seis años, mejorando a la defensa y a la ofensiva y ya para 2019 pegaba 20 cuadrangulares.
En 2019 llegó su gran año y fue líder de bateo con 335 de average y en Anderson, todos vieron a Robinson a Hank Aaron a Mays y claro que Tim Anderson debía sentirse y verse en todos ellos, tal como le habló a Sports Ilustrated; se estaba reivindicando, los estaba reivindicando a todos y es imagen del mítico Hank Aaron allí en Atlanta, escuchando incluso amenazas de muerte vuelve todo tan irreal pero no, no es ficción, es todo muy cierto y en el fondo, de un modo subconsciente, Donaldson se aprovechó de su condición, de esa creencia de ser sentirse superior por un color de piel diferente.
Pero pasa, todo pasa, Anderson es un luchador y solo se tata de franquear una barrera más y punto, en el South Side todos esperan su regreso, La Russa lo pide a gritos, es el mejor y eso también lo sabe Josh Donaldson, entonces el viaje otra vez cobra sentido y vuelve a valer la pena.