Al momento de escribir este texto, Tony Oliva es exaltado de manera oficial al Salón de la Fama de Cooperstown, en lo que representa un merecido homenaje a su impronta dentro del mejor béisbol del mundo.

En su discurso, Oliva tuvo palabras especiales, de agradecimiento infinito a la República Dominicana

Pensando en la historia de Oliva y en la de tantos otros, evoco mi propia historia, todas son parte de una historia en común… Cuba.

En este punto, pudiera reseñar mi historia, la de un tipo común, uno de tantos que nació y creció en Cuba entre finales de los 80 y comienzos de los 90, e la época del llamado Periodo Especial, momento donde se volvía difícil hasta bañarte con un jabón decente siquiera.

En medio de eso y buscando alternativas en aquel tiempo, me apasioné por los deportes, en particular el béisbol y todavía tengo bien frescas en las memorias como junto a otros amigos, debíamos escondernos en lugares intrincados para poder ver juegos de Grandes Ligas o camuflar lo cassettes de video con los partidos de Las Mayores por temor a ser descubiertos y hasta de ir preso incluso, por traficar con propaganda enemiga, de acuerdo a como se establecía en aquel entonces.

Cosa de locos, algo que nadie entiende y al día de hoy, es solo una somera alusión a un fenómeno más profundo que se enquista en lo profundo de una sociedad que ve pasar sus mejores años creyendo en una vana ilusión… entonces

De leyendas y otras historias

Las historias se vuelven a conectar y mientras Tony Oliva es exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown junto a Orestes Miñoso, en Cuba, entre colas y apagones el cubano de a pie vive su vida diaria y la censura informativa sobre el acontecimiento marca la agenda mediática de los medios oficialistas que nada mencionan al respecto.

No es nada nuevo y eso Oliva lo sabe, lo sabe todo, agradece con el alma poder tener a su hermano Juan Carlos allí, en el Templo de los Inmortales, para vivir el momento, pero conoce de las trabas y demás problemas burocráticos para que el suceso tuviera lugar.

“… Es maravilloso, un sueño, Dios es muy bueno conmigo, tener a mi familia y a mi hermano juntos en un momento tan importante, es algo que nunca imaginé…”- le comentó Tony a ESPN sobre el acontecimiento.

El perfil

Oliva jugó 15 temporadas en Grandes Ligas, vistiendo la franela de los Mellizos de Minnesota, entre 1962 y 1976, ganando dos Series Mundiales, siendo elegido 8 veces al Juego de Estrellas y legando un promedio de por vida de 304 de average.

La llegada de Fidel Castro al poder en 1959, cambió la vida de Tony Oliva como la de millones de cubanos a raíz de la ruptura de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, acontecimiento que se acentuó después del suceso de Bahía de Cochinos en abril de 1961.

Ese mismo año, precisamente, Oliva había sido firmado por los Mellizos, pero tras salir a jugar la temporada en territorio estadounidense, todo cambió y jamás imagino que debía estar mas de veinte años para volver a su tierra, cuando lo hizo a mediados de la década de los 80.

La distancia

“… Fue duro, porque no conocía a nadie y toda mi familia estaba en Cuba y nadie sabía cuando se podría regresar…”- enfatizó Oliva en la mencionada entrevista.

Y es una realidad, si bien la apertura paulatina y moderada a internet por parte del gobierno cubano ha permitido mayor acceso a la información, la censura sigue vigente y buena parte de las generaciones actuales desconocen el legado de hombres como Oliva, el mismo Orestes Miñoso y también Tany Pérez, así como los otros cubanos en Cooperstown; Cristóbal Torriente, Martin Dihigo y Jose de la Caridad Méndez.

Y así, Tony Oliva será exaltado, un gran motivo de orgullo para la tierra que lo vio nacer, los fanáticos aplaudiremos pero la noticia, el suceso pasara como desapercibido en las pantallas, periódicos y emisoras de toda Cuba; es así, ya Tony lo sabe pero toda  la gloria del mundo cabe en un grano de maíz y al final, es lo importante.