En 2021, doce años después de su irrupción en el contexto de Grandes Ligas, Juan Minaya descolló con un excelente nivel, vistiendo la franela de los Mellizos de Minnesota y augurando a sus 31 años que lo mejor podría estar por venir.
Minaya lanzó para una efectividad de 2,48 en 40 entradas de labor y en Saint Paul, muchos pensaron que era el momento esperado y el dominicano debía estar en el actual proyecto de la organización, pero no, quizás una alta tasa de bases por bolas incidió en el hecho de que el caribeño debió pasar por exenciones absolutas antes de regresar a la filial triple A de los Mellizos.
De mal en peor
Meses después, la historia de 2021 había quedado en el recuerdo y Minaya estaba viviendo su peor pesadilla, pues jamás encontró el norte, fue un fiasco tanto en Grandes Ligas y en Ligas Menores.
En 9,2 tramos de labor con el primer equipo, el quisqueyano permitió seis carreras con 8 hits y cinco bases por bolas, sosteniendo una efectividad cercana a 7 y limitando sus posibilidades al contexto de las granjas de Minnesota.
Y fue peor, sí, en triple A, el criollo lanzó para 6,98, con una tasa exagerada de jonrones de casi 2 por 9 innings; sentando las bases para su despido, tal como ocurrió a comienzos de julio, pero tras pasar por waivers, retornó a la sucursal de los Mellizos en Saint Paul, para ser liberado a comienzos de septiembre.
El nuevo destino
En medio de este escenario, trascendió hace unas horas que los Nacionales de Washington tomaban el contrato de Juan Minaya, un pacto de Ligas Menores, pero llevaban a la nómina de Grandes Ligas; confirmándose mediante Morrie Silver, periodista cercana al conjunto capitalino, lo que se venía suponiendo desde días atrás, cuando el veterano salió a lanzar en par de oportunidades.
Mirando en perspectiva puede ser una buena oportunidad para Minaya, ya con experiencias en sucursales de los Astros de Houston y en el roster de 40 de Medias Blancas y Mellizos, como mencionábamos; pues los Nacionales son un equipo en reconstrucción que bien podrían necesitar de un brazo como el del antillano para reforzar la parte de atrás de su cuerpo de lanzadores.