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La noticia de que Wellington Cepeda no continuará como manager de los Gigantes del Cibao ha generado un debate en el mundo del béisbol dominicano. Cepeda, quien desempeñó un papel crucial en las últimas temporadas del equipo, decidió dar un paso al costado para regresar a las Grandes Ligas, donde laborará como coach de bulpén para los Arizona Diamondbacks. ¿Qué implica esta decisión para los Gigantes? ¿Es el momento de reestructurar o el inicio de una crisis?

Un ciclo de altos y bajos

La salida de Cepeda se produce en un contexto complicado para los Gigantes del Cibao. Hace solo cinco días, el colombiano Luis “Pipe” Urueta también se desvinculó del equipo, poniendo fin a una relación de cinco años. Durante su gestión, Urueta pasó de ser un manager campeón en la temporada 2021-2022 a asumir el cargo de gerente general. Este vacío en la gerencia, sumado a la salida de Cepeda, plantea interrogantes sobre el rumbo inmediato de la franquicia.

Cepeda, quien en su momento fue coach de pitcheo cuando los Gigantes lograron el campeonato en 2021, tuvo un impacto mixto como manager. En la temporada pasada, el equipo registró un rendimiento decepcionante con un récord de 22-27, quedando en quinto lugar y fuera del round robin. Sin embargo, un año antes habían liderado la serie regular con un 29-20, aunque también terminaron eliminados en el round robin con un 6-10. Estos resultados dejan un sabor agridulce: ¿fue Cepeda el problema o simplemente el equipo no estuvo a la altura?

Decisiones personales y el reto de las Grandes Ligas

“Es cierto, Wellington no volverá a ser manager por una decisión propia de él”, confirmó Alfredo Acebal Rizek, presidente del club. Esta decisión no solo marca el fin de un ciclo, sino que también resalta el atractivo de las Grandes Ligas para los entrenadores dominicanos. Tras su paso por los Marlins de Miami como coach de bulpén en 2024, Cepeda ahora se unirá a los Diamondbacks, consolidando su reputación en el ámbito internacional.

Por otro lado, Luis Urueta también continuará su carrera en las Grandes Ligas como coach de la banca de los Texas Rangers. Estas transiciones subrayan el talento y la experiencia que exporta el béisbol dominicano, pero también dejan un vacío en las ligas locales que no siempre es fácil de llenar.

¿Y ahora qué sigue para los Gigantes del Cibao?

La organización enfrenta varios retos inmediatos. El primero es encontrar un gerente general capaz de liderar al equipo en un momento crítico. Acebal Rizek ha asegurado que hay muchos candidatos en consideración, incluyendo a Ángel Ovalles, quien recientemente renunció a las Águilas Cibaeñas. Sin embargo, la elección de un nuevo gerente no solo debe basarse en el currículum, sino en la visión a largo plazo que pueda aportar al equipo.

En cuanto al puesto de manager, los Gigantes también tienen que evaluar si necesitan una figura con experiencia probada o alguien dispuesto a apostar por una reconstrucción. Los últimos resultados han demostrado que, aunque el equipo cuenta con talento, la consistencia ha sido un problema recurrente.

La salida de Wellington Cepeda plantea una cuestión importante: ¿están los Gigantes del Cibao preparados para adaptarse a estos cambios? Con un historial reciente de altibajos y un mercado de agencia libre que se aproxima, el equipo tiene una oportunidad de redefinir su estructura y objetivos. Sin embargo, también corre el riesgo de caer en un periodo de inestabilidad si no toma decisiones acertadas.

En el plano personal, la decisión de Cepeda refleja la creciente ambición de los entrenadores dominicanos de expandir sus horizontes en las Grandes Ligas. Este es un logro que debe celebrarse, pero también deja una responsabilidad a los equipos locales: asegurar que el talento emergente esté preparado para asumir roles clave y mantener el nivel competitivo del béisbol dominicano.

Los Gigantes del Cibao están en un punto de inflexión. La salida de figuras clave como Luis Urueta y Wellington Cepeda abre un capítulo de incertidumbre, pero también de oportunidad. Será crucial que la organización tome decisiones informadas y estratégicas para garantizar que esta transición no afecte su competitividad en la Liga Dominicana de Béisbol Profesional. Mientras tanto, el legado de Cepeda y su nueva etapa en las Grandes Ligas seguirá siendo un motivo de orgullo para el béisbol nacional.