Los Astros de Houston son sin lugar a dudas el equipo más constante de esta época. No por nada han alcanzado a disputar las últimas 5 Series de Campeonato de la Liga Americana, venciendo en 3 de ellas y llevándose la Serie Mundial de 2017.
Esto da fe de una escuadra constante que ha marcado el ritmo de una etapa. Además, en el presente campeonato ostentan récord de 72 victorias y 41 derrotas, una foja que los tiene como cómodos líderes de la División Oeste del nuevo circuito con 11 juegos de ventaja por encima de los Marineros de Seattle.
Gran parte de este éxito que ha cosechado la tropa sideral se debe, al menos del 2019 en adelante, al aporte realizado por el slugger cubano Yordan Álvarez. Este toletero irrumpió con fuerza desde su aparición en las Grandes Ligas ganando el premio a Novato del Año y desde entonces, salvo por el 2020 donde tuvo que ausentarse, no ha parado de batear.
Y justamente de esa ausencia de hace un par de campañas tenemos que hablar hoy, ya que lo que la produjo podría ser el obstáculo más difícil de sortear que pudiera encontrar de aquí en adelante un novel toletero de apenas 25 años de edad que tiene todo para comerse el mundo.
Único punto débil
Estamos hablando de la salud de sus rodillas, mismas que se han mantenido sanas hasta ahora desde aquella cirugía artroscópica, pero que siempre serán tomadas como el latente talón de Aquiles del nacido en Las Tunas.
Lo cierto es que desde que pasó por el quirófano, Yordan ha tenido una salud de 10 puntos. Aun así, su tiempo de juego en los jardines no deja de ser preocupante para su franquicia, ya que aumenta el riesgo de una posible recaída. Esto se ve más evidenciado desde el día 1 de agosto que llegó Trey Mancini al club, puesto que es una situación que mueve de manera al menos mucho más regular a Álvarez hacia el jardín izquierdo.
Al tener que ocupar los puestos de primera base y bateador designado el recién venido desde los Orioles de Baltimore y Yuli Gurriel, la única forma de que los Astros puedan alinearlos a los 3 de manera simultánea es arriesgando las rodillas del poderoso cubano en los jardines.
Corren el riesgo
Este es un movimiento audaz por parte del mánager Dusty Baker, quien parece estar jugando con fuego, pero no parece que tenga más opciones al menos hasta el final de la zafra. ¿Le saldrá bien? ¿Qué harías tú en su lugar? ¿Pondrías en peligro la salud de tu mejor bateador? Son interrogantes que quedan en el aire y solo el tiempo puede responder. De momento, solo queda confiar en que las rodillas del dorsal 44 resistan.