José Leger solo pudo jugar tres años de beisbol profesional. “Una lesión en el hombro me sacó del juego”, dice. En 2006 lo había drafteado el Escogido para debutar como pelotero en Lidom, pero no pudo uniformarse. Ya su hombro no daba más. Fue cuando se dedicó a ser técnico y combinar lo que aprendió en la academia con lo que le enseña todos los días el besbol,

Así es el mánager de las Águilas Cibaeñas, quien asumió el reto en junio de este año, de ser estratega a tiempo completo. “Lo había sido de manera interina con el Escogido”, contó en aquella ocasión, cuando durante 15 minutos hablamos como amigos para hacer un podcast, pero el sonido jugó una mala pasada.

Pero esta aventura va mucho más allá de cualquier cosa. Estamos hablando de dirigir a uno de los dos clubes más importante de la República Dominicana. Los rapaces suman 22 campeonatos, al igual que el Licey. Sus juegos son épicos, increíbles, de otra especie. Son encuentros de alto voltaje tanto en el terreno como en las gradas.

El amor por el beisbol de Leger comienza desde chiquito. “Solo me dieron un empujoncito”, cuenta. Como todo dominicano un día cualquiera el papá lo inscribió en una liga “ya no recuerdo ni el nombre”. Y al momento de sentir ese olor único del guante y la pelota, al sentir la libertad del juego, se enamoró para siempre de esta actividad.

“Con el paso del tiempo, comencé a jugar en diferentes ligas, destacándome fue cuando se me presentó la oportunidad para irme a estudiar a los Estados Unidos. Allá consigo una beca de beisbol (para jugar en la Universidad y estudiar) en el estadio de Georgia. Duranre cuatro años jugué en la liga universitaria. Gracias a Dios tuve un buen desempeño, lo que me abrió las puertas al profesionalismo”.

Según los registros, sus estudios los hizo en el Georgia College & State University (Milledgeville, GA). Allí se graduó en Negocios Internacionales. Saltó al profesional en 2005. y en 2006, luego de ir escalando en tres categorías diferentes, viene la lesión. “A mí me firma Minnesota, pero ya sabes la historia, despues de dos años”.

Su capacidad para dirigidor y combinar todos los elementos lo han hecho merecedor de elogios. A pesar de tener una vida entera trabajando y viviendo en Estados Unidos sigue siendo dominicano, no se ha nacionalizado y siempre que termina las temporadas allá se regresa a pasar sus vacaciones en la Qusiqueya de sus amores.

Así es Leger, tranquilo, estudioso, metódico y, hasta ahora, una de las mejores cosas que últimamente le ha podido pasar a las Águilas Cibaeñas.