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“No estamos para superar a Sony o Nintendo en el negocio de las consolas”, dijo Phil Spencer, el CEO de Xbox, hace unas semanas en un podcast. Las declaraciones, por supuesto, sorprendieron a toda la industria de los videojuegos al tener una gran sinceridad en un tema tan delicado como es admitir que otras marcas son mejores actualmente.

“Sé que esto va a molestar a un montón de gente -continuó el jefe de Xbox-, pero la verdad es que, cuando estás tercero en el mercado de las consolas enfrentando a dos jugadores tan fuertes como ellos (…). Muchas veces escucho decir que si hacemos grandes juegos vamos a dar vuelta las cosas, pero la realidad no es así; perdimos la batalla en la peor generación para hacerlo, con Xbox One”.

Lo que afirmó Spencer es real. Xbox 360, la segunda consola de Microsoft, compitió frente a frente contra la Wii (de Nintendo) y Playstation 3, que estuvo a punto de superar en ventas en todo el mundo. El crecimiento que había tenido Xbox fue dilapidado en la generación de Xbox One, que perdió casi todo el terreno ganado frente a Playstation 4 y Nintendo Switch. La nueva consola, Xbox Series S y X, es la corrección de rumbo para Microsoft.

En primer lugar, Xbox Series S es la consola más accesible del mercado, tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, la Xbox Series S tiene un precio menor que la Nintendo Switch y la Playstation 5. Todas tienen sus atractivos (Nintendo Switch con la portabilidad y los juegos exclusivos, Playstation 5 con el legado de las anteriores consolas de Sony, Series X con la mayor potencia de todas), pero Series S es la ganadora en relación potencia (capaz de correr algunos juegos en 4K UHD, reescalado, y a 120 fotogramas por segundo) y precio.

En comparativa, la Xbox Series S tiene un CPU 8-core Zen 2 de 3.6GHz, contra el CPU 8-core Zen 2 de 3.8GHz de la Xbox Series X y el 8-core Zen 2 de 3.5 GHz de Playstation 5. Los mayores compromisos que realiza Series S, que en cuanto hardware no tiene mucho que envidiarle a su hermana mayor, la Series X, o Playstation 5, es en el disco duro (512GB SSD de almacenamiento, contra 1TB SSD de Series X y 825GB SSD de Playstation 5) y en el lector de discos: Series S es una consola solo para juegos digitales.

Pero sin dudas la gran estrella de Xbox, disponible en Series S y X, es Game Pass. Por una suscripción mensual, que varía de precio según el plan contratado, Xbox ofrece un catálogo con (literalmente) más de cien de juegos disponibles. El plan más económico ofrece los títulos solo para consolas Series S/X, y el más caro lo hace para ambas consolas y PC (además de incluir EA Play, que ofrece un catálogo de videojuegos de Electronic Arts).

La estrategia de Microsoft con Series S y Series X es hacer más que una consola. Por ejemplo, se puede jugar en Xbox, PC, televisores y hasta smartphones. El diseño físico de Series S materializa esa idea porque encapsula un estilo y una estrategia de mercado: es mucho más chica que una Playstation 5 o Series X, es liviana y un poco más grande que una Nintendo Switch. No es una consola portátil, pero (tal como la presentó Microsoft en su evento de lanzamiento), permite que sea trasladada en un bolso de mano, cartera o mochila sin muchos problemas. Como analiza Digital Foundry, el canal de YouTube líder en análisis de consolas y gaming, es “un diseño de consola brillante”.