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El término “métricas” es uno de aquellos que en el mundo del freestyle causa confusión a partir de sus variados usos. Sin embargo hay dos utilizaciones principales que vale la pena aclarar para visibilizar dos factores más que relevantes de la construcción de rimas.
Es esencial entender, en principio, que la métrica tiene varios niveles. El primario tiene que ver con las instrumentales: los golpes altos y bajos en los beats, que demarcan y construyen la estructura rítmica regular donde aterrizarán los versos. Por supuesto que esa métrica es no solamente algo disociado en su origen que el rapper debe luego respetar y fluir de una u otra manera, pero además ante la ausencia de una instrumental los versos siguen teniendo su propia métrica, regida por el pulso poético y su estructura general.
Allí encontramos la definición central de lo que llamamos “métrica” en el estudio del rap, el freestyle, y la poesía en general. Se trata de la manera de estructurar los versos, tanto en sus cimientos al definir una estructura de determinada cantidad de patrones, como la influencia interna del flow, es decir la manera en la que esos versos encajan sobre el beat y marcan sus propios altos y bajos, cortes y continuidades. Y, algo importantísimo para cuando utilizamos este término en la actualidad del freestyle: la composición silábica de cada verso de manera interna y en conjunto con sus versos vecinos.
Pero entonces: ¿todas las canciones tienen métrica? ¿Todos los freestylers improvisan con métricas? Claro que sí, ya que lo que varía es el uso que le dan a esos espacios silábicos vacantes en los versos; siempre que respeten la longitud de sus estructuras estarán manteniendo sus propias métricas. Las distintas maneras de construir estas métricas son en todo caso el factor crucial: las métricas pueden definir un flow y una lírica lleno de cortes, que expone iguales terminaciones en el quiebre de los versos para llegar a un punchline en la segunda o cuarta barra (las estructuras AAAA y AABB en un patrón, por ejemplo), o pueden regalarnos estructuras de rimas más complejas en las que se intercalan diferentes terminaciones y nos da por resultado algo tan inusual como exquisito cuando se domina con maestría.
De todas maneras, es clave comprender que ese análisis puede extenderse un tanto más, ya que las rimas internas de los versos son también parte de la estructura. Si hacemos un zoom teórico a cada patrón, veremos que hay situaciones en las que los MCs más talentosos al improvisar o al escribir nos entregan versos se espejan con otros más allá de su terminación, o que riman palabras inmediatamente continuas. Allí, en esos casos, es donde se utiliza para resaltar estas características líricas el término “métricas” en la coloquialidad del ámbito del freestyle y el rap.
También, a la inversa, podemos alejarnos de la figura del patrón, algo que es quizás un ejercicio a realizarse más seguido en la actualidad del ambiente competitivo de la improvisación. Podemos escindir nuestra percepción de la construcción establecida actualmente como la más corriente para “evaluar” las improvisaciones y entender una entrada en un round 8×8 o un minuto completo como nuestro lienzo de análisis. Allí encontraremos que los freestylers más talentosos, y especialmente en ciertos contextos, suelen dejarnos más que métricas y rimas interverso dentro de un patrón: construyen esquemas de rimas a lo largo de una cantidad más extensa de versos, crean pequeñas construcciones vocálicas a repetir, juegan con terminaciones y elementos argumentales o retóricos por mucho más tiempo, e incluso superponen patrones de rimas que trascienden barras, como si esas barras (a pesar de marcar una superficie sonora donde enmarcarse) no pudiesen contener las rimas, que desbordan hacia el siguiente verso de maneras astutas, algo que claramente requiere una inmensa habilidad.
Entre los referentes históricos y actuales de este tipo de talentos dentro de la música podemos encontrar a grupos y artistas consagrados como MF Doom, Kendrick Lamar o Mos Def en habla inglesa, pero también artistas de las escenas hispanas que -con mayor o menor llegada y difusión- son dignos de atención en este sentido, como es el caso de Dheformer Galinier, Dano, Lil Supa, Kamada, o T&K, entre tantos otros. Dentro del mundo del freestyle competitivo, Zasko, Papo y Bnet han sido algunos de los que han resaltado a través del tiempo, manteniendo y evolucionando su estilo a la par que crecen nuevas revelaciones en cuanto al buen uso de recursos de este tipo.