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Hohberg nació el 8 de octubre de 1927 en Córdoba, Argentina, pero disputó el Mundial de Suiza 1954 para la Selección de Uruguay, que venía de ser campeona en 1950 en el famoso y recordado Maracanazo en la final ante el anfitrión Brasil. En este caso, el 30 de junio debieron medirse en las semifinales con el Equipo de Oro de Hungría, que tenía a figuras de renombre como Ferenc Puskás, Zoltán Czibor, Sándor Kocsis, Nándor Hidegkuti y Józsefberg Bozsik, entre otros, que logró un invicto de 32 partidos. Los europeos eran ampliamente favoritos.
Los húngaros ganaban 2-0 con goles de Czibor y Hidegkuti y se encaminaban a la victoria, cuando apareció Hohberg, primero a los 75 y luego a los 86 minutos para establecer el empate. Luego de la euforia y los fuertes abrazos con sus compañeros en la celebración, el jugador cayó al suelo inconsciente. Un compañero intentó hacerlo reaccionar, pero sin éxito. Carlos Abate, el kinesiólogo de aquel seleccionado, ingresó rápidamente al campo de juego y retiró el cuerpo del futbolista muerto a un costado del campo. Siguió buscando reanimarlo hasta que le suministró Coramina oral, un medicamento estimulante de funciones vasomotoras y respiratorias.
Todo era preocupación y desesperación. Hohberg estuvo clínicamente muerto, pero revivió. No conforme con eso, vio que el duelo seguía en el tiempo extra y ¡pidió volver a la cancha ya que Uruguay se había quedado sin variantes! Pero su ingreso no bastó. Kocsis convirtió por duplicado y clasificó a su equipo a la final (que luego perdería con Alemania 3-2) . La primera derrota de los uruguayos en la historia de los mundiales. El 3 de julio siguiente, los “charrúas” jugaron por el tercer puesto ante Austria. Fue una nueva derrota, esta vez por 3-1. Ernst Stojaspal, Luis Cruz en contra y Ernst Ocwirk convirtieron para los austríacos. El gol de los sudamericanos fue de Hohberg, un hombre que dejó la vida por Uruguay. Literalmente.