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Pocos entrenadores mexicanos pueden presumir una carrera tan rica en logros como la de Luis Fernando Tena. Desde el banquillo, ha dejado huella tanto en el fútbol de clubes como en el escenario internacional. Campeón de Liga MX, multicampeón de la Concacaf con Cruz Azul y, sobre todo, artífice de una de las gestas más emblemáticas en la historia del deporte nacional: la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Un logro que no solo definió su carrera, sino que elevó al fútbol mexicano a una dimensión inédita.

Maestro de clubes: títulos en la Liga MX y la Concachampions

Luis Fernando Tena comenzó su recorrido como director técnico en los años noventa, forjando un camino firme con una identidad de juego clara y una capacidad destacada para gestionar planteles.

En el ámbito local, levantó dos campeonatos de Liga MX, uno con Morelia y otro con Cruz Azul, devolviendo a ambos equipos a planos competitivos. Sin embargo, fue con La Máquina Cementera donde su huella se profundizó, obteniendo tres títulos de la Liga de Campeones de Concacaf, consolidando al club como potencia regional y habitual protagonista internacional.

La joya de la corona: el oro olímpico en Londres 2012

Más allá de los logros en clubes, hay un momento que catapultó a Tena al pedestal de los grandes referentes del fútbol mexicano: la conquista del oro olímpico en 2012. Al mando del equipo Sub-23, con algunos refuerzos de experiencia, México se impuso en Wembley a la todopoderosa Brasil por 2-1 en la final, en un encuentro que aún vive en la memoria colectiva.

Ese título no solo representó el primer oro olímpico en fútbol para México, sino que también significó el mayor hito en la historia del seleccionado nacional varonil en cualquier categoría. Tena, con su liderazgo sereno y lectura táctica precisa, fue clave para que aquel equipo funcionara como una máquina perfectamente aceitada.

Un legado que trasciende los trofeos

Luis Fernando Tena es más que sus títulos. Ha sido un formador constante, un estratega respetado y un referente de estilo sobrio pero efectivo. Su paso por diferentes clubes y selecciones ha dejado siempre una estela de profesionalismo y compromiso, atributos que lo distinguen en una industria marcada por la presión y los vaivenes.

Ha sabido reinventarse con el tiempo, adaptarse a las exigencias modernas y mantenerse vigente en el radar del fútbol mexicano y centroamericano. Hoy, su nombre sigue siendo sinónimo de credibilidad.