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Mathieu Flamini seguramente no les suene mucho a los que no son asiduos futboleros. Los fanáticos si lo recordarán por sus pasos por Milan y Arsenal y la Selección de Francia, pero esa persona debe estar muy bien de memoria porque no es un nombre que salte a primer golpe de recuerdo.
Nació en Marsella en 1984 y de chico siempre tuvo claro que quería ser jugador de fútbol. Llegó de pequeño al Olympique, el club de su ciudad, y cumplió con todo el camino de formación hasta alcanzar su debut con 20 en el primer equipo.
Arsenal lo compró por apenas 500 mil euros en el año 2004 y en Los Gunners terminó ganándose un lugar en el mediocampo que defendió durante cuatro temporadas. Lejos de ir a fiestas glamorosas o perder el tiempo en situaciones que alimenten su ego, Flamini invirtió su tiempo en estudiar a la par la carrera de Derecho, graduándose mientras jugaba en el club londinense.
Tras quedar libre recayó en AC Milán, donde también tuvo su recorrido en otros tres años y gritó campeón de un título de Serie A. Volvió a Los Gunners, pasó por Stoke City y se retiró en Getafe logrando en su trayectoria un total de 8 trofeos. En ese recorrido, disputó también tres partidos en la Selección de Francia; Mientras jugaba en Arsenal se recibió en la carrera de Derecho.
Hasta ahí, la carrera que cualquier padre firmaría para su hijo. Sin las luces de una mega estrella, pero viviendo bien de adentro el show de fuegos de artificios del fútbol de élite. Es más, su retiro fue con una fortuna en la cuenta de 30 millones de euros.
El quiebre de su historia viene luego: en 2008 fundó la empresa ecológica GF Biochemicals produce ácido levulínico, una sustancia química que apunta a sustituir al petróleo tanto en los sectores de la industria química como a modo de combustible. Además, genera un nivel de contaminación mucho menor que el combustible fósil y hasta fue nombrada como una de las 12 moléculas clave para generar un mundo más verde.
En su vida empresarial fue clave quién lo impulsó a invertir en la materia: Pasquale Granata le propuso ser accionista de unos laboratorios en Italia y en un trabajo en conjunto con la Universidad de Pisa y la Universidad Politécnica de Milán, consiguieron desarrollar su codiciado producto.
Su empresa fabrica plásticos biodegradables y ecológicos, con el objetivo claro de terminar con la contaminación. Generaron patentes sobre más de 200 productos creados en base al ácido levulínico y lograron un convenio con una empresa de Medio Oriente para comercializar el producto en toda Asia.
De acuerdo a Forbes, la empresa de Flamini tiene un valor de 30 mil millones de euros. Sí, una cifra que es treinta veces mayor a las fortunas que lograron en sus tremendas carreras Lionel Messi y Cristiano Ronaldo ¡juntas! Es más, hasta podría comprar el mismísimo Real Madrid, o cualquier club coloso del mundo ¡ocho veces!. Sí, un empresario que superó ampliamente al jugador.