Francia parecía resignada a perder a su fenómeno, pero la exhibición de Kylian Mbappé ante el Real Madrid el pasado martes en el Parque de los Príncipes ha levantado a los medios y a toda su hinchada contra un destino que parecía marcado.
Mientras que todos los indicios en España apuntan a que Mbappé vestirá de blanco la próxima campaña, en el país vecino se aferran a todos los argumentos posibles para creer en el milagro: retener a su estrella al precio que sea.
El diario L’Équipe lleva a su portada de hoy el ‘caso Mbappé’ y se hace la misma pregunta: “¿Es posible renovar a Mbappé?”, asegurando que el PSG está dispuesto a quemar todas sus bazas para hacerlo realidad.
Tras la exhibición ante el mundo, los rumores sobre una ofensiva total desde París se han disparado. Que si Macron ha puesto de su parte, que si hay una oferta de un millón de euros a la semana para el jugador, algo que por cierto desmienten desde el PSG
También la idea de si un contrato corto, de un año, para asegurarse el jugador al menos durante el Mundial de Qatar, que si una promesa de plenos poderes en el vestuario, como líder del proyecto por encima de Neymar y el propio Messi, que si un proyecto que acabe con el poder en el vestuario del grupo de los Di María, Keylor, Neymar o ahora el propio Messi.
La realidad es que Mbappé no quiere saber nada de todo esto mientras esté el equipo inmerso en un cruce de octavos ante el Real Madrid y menos con lo que se juega él y todo su club en Madrid. El futbolista, pase lo que pase, quiere salir bien sobre todo con su afición, de ahí ese gesto tras marcar el gol al Madrid señalando con el dedo el césped del Parque, como reivindicando que, hoy, este es su sitio. Estos serían, según L’Equipe, las armas que podría utilizar el PSG para convencer a su estrella.
Mbappé siempre ha echado en falta un PSG más firme ante los egos y caprichos de sus estrellas. Para él, como ha ocurrido estos últimos años en el Madrid, el club tiene que estar por encima de todo y entiende que los dirigentes del club con Al Khelaifo a la cabeza han mostrado signos de debilidad ante los caprichos de ciertos jugadores.