Cuando se designó a Qatar como sede del Mundial de Fútbol de 2022, la principal preocupación fue la temperatura que sufre el país en largas épocas del año. Ante esto, la FIFA determinó que se modifique el calendario habitual del torneo (entre junio y julio) moviéndolo a noviembre y diciembre, cuando en Qatar es casi invierno y las temperaturas son mas bajas.
De todas formas, al estar en medio del desierto, esto no parece ser suficiente y desde la organización prometieron implementar un sofisticado sistema de refrigeración en los estadios y campos de entrenamiento para que los jugadores y los espectadores no sufran las altas temperaturas. Pero lo que pareció ser un alivio, termina siendo un nuevo problema.
Según reportaron los primeros seleccionados en llegar a Qatar, los aires acondicionados no están bien regulados por lo que las temperaturas pueden llegar a ser muy bajas en los estadios. Esa situación la vivieron los equipos de Perú, Emiratos Árabes Unidos y Australia, que disputaron en Qatar los últimos repechajes para el Mundial, y afirmaron que el cambio brusco de temperatura entre el exterior e interior de los recintos puede ser perjudicial para la salud.
“Cuando fuimos a jugar contra Australia, la verdad que la pasamos mal con el frío. No estaba bien regulado y eso la verdad que es complicado, porque lo sufren los jugadores que están adentro del campo y mucho los que están en los bancos. A pesar de que afuera de los estadios hace mucho calor, adentro si no cuidan bien la temperatura en la que ponen los sistemas de refrigeración, van a tener que andar todos con una campera”, contó Rodolfo Arruabarrena, entrenador de Emiratos Árabes Unidos.
Los cambios de ambiente son muy impactantes. Las variaciones de temperatura suele ser un problema, generar desde sequedad de garganta y ojos hasta tos y, en casos más severos, bronquitis. Riesgos que nadie quiere asumir en un evento tan corto y con poco margen de error y que cualquier dolencia puede significar perderse uno o más partidos