La Ligue 1 entró en el foco de atención desde que Lionel Messi anunció que será nuevo jugador del París Saint-Germain y, ante la espera de su debut oficial, todos los ojos están puestos sobre el fútbol francés. Pero ayer las miradas estuvieron fijas en algo totalmente lamentable.
Por la tercera fecha de la competición, se enfrentaban el local Niza y Olympique de Marsella. La visita, dirigida por el argentino Jorge Sampaoli, necesitaba un triunfo para acercarse al líder PSG y no perderle pisada desde temprano.
Pero los planes no estaban saliendo como se esperaba, ya que Niza se puso en ventaja en el comienzo del segundo tiempo con un gol del danés Kasper Dolberg. Los jugadores de Marsella comenzaron a acusar el nerviosismo del resultado, pero habría otro motivo por el cual perderían los estribos.
El encuentro se detuvo a falta de quince minutos para el final cuando seguidores radicales del Niza saltaron al terreno de juego para agredir a los jugadores del Marsella después de que Dimitri Payet fuera golpeado por una botella que devolvió airadamente a la grada. Esto calentó a la hinchada que reaccionó tirando más botellas y ante la escasa acción de la seguridad, irrumpieron en el terreno de juego cientos de hinchas radicales.
Después, en los vestuarios y con los ánimos sosegados, se decidió reanudar el partido, a lo que el Marsella se opuso. El árbitro y los jugadores locales saltaron al campo, pero los visitantes no comparecieron y el choque se suspendió, con triunfo provisional del Niza.
La Liga de Fútbol Profesional francesa ha decidido convocar a una reunión para debatir lo sucedido y determinar si se reanuda o no el partido. La Comisión de Disciplina de la LFP ha convocado el miércoles a los dos equipos y tomar cartas sobre el asunto y decidir cuales son las medidas a tomar y, sobre todo, cuales serán las sanciones a los involucrados.