La selección femenina de fútbol de Estados Unidos es la más ganadora de la historia. Cuatro medallas doradas en los Juegos Olímpicos y el título de vigente campeona mundial hacían que sean una de las máximas candidatas a quedarse con el título. Pero perdieron sorpresivamente ante Canadá en semifinales.

A pesar de eso, volvió al podio de los Juegos tras su ausencia en la edición de Río 2016 y, aunque no fue el oro perseguido, obtuvo el bronce tras ganarle a Australia por 4 a 3 en un auténtico partidazo que recién se definió sobre el final.

Un doblete de Megan Rapinoe (su primer gol fue una genialidad convertida desde un lanzamiento de tiro de esquina) le daba la ventaja a las norteamericanas a los veinte minutos. Pero Australia reaccionó y pudo descontar inmediatamente desde los pies de San Kerr.

Carli Lloyd parecía que liquidaba el encuentro en el adicional del primer tiempo poniendo el 3-1, y el 4-1 a poco de comenzada la segunda mitad. Pero las oceánicas fueron por todo en busca del empate y casi lo consiguen. Caitlin Foord puso el 2-4 pocos minutos después y, sobre el final del partido Emily Gielnik le puso suspenso al partido convirtiendo el 3-4.

El marcador no se movería más y Estados Unidos logró subirse al podio. Si bien no logró el color de medalla que fue a buscar a Tokio, es una clara mejora respecto al trago amargo sufrido en los Juegos pasados. La final olímpica la disputarán esta noche, a partir de las 23 hs, Canadá y Suecia.