El fútbol es una música acompasada, como sinfonía de violines pero a Jurgen Klopp le gusta el heavy metal y también entiende el fútbol así, intenso con cambios de ritmo constante y presión alta desde el pitazo inicial.
El nacido en Stuttgart en pleno corazón de Alemania es uno de esos tipos únicos, auténticos, de esos que aferrados a su fe mueven montañas pero nunca se rinden y entonces pienso en Klopp y veo al viejo Santiago, el célebre personaje de El viejo y el mar de Ernest Heminway; un luchador, aferrado a sus principios y a su manera de entender la vida.
Klopp también es así, no cree en moldes ni camisas de fuerza y siempre le pone alma y corazón a lo que hace, así con su barba despreocupada, sin trajes caros ni miramientos alguno, desde que empezó en la Bundesliga, Klopp fue de esa manera.
Pasado y presente
Cuando hoy todos miran al hombre que triunfa en la mejor liga de fútbol del mundo, la Premier League, siendo elegido como mejor entrenador del año en par de oportunidades, pocos recuerdan que a principios de siglo, Klopp estaba entrenando al Maínz 05 de la Liga Alemana.
Klopp estuvo ocho años allí y dejó los mejores recuerdos por esa filosofía futbolera que lo distingue, capaz de despertar la pasión de los más escépticos.
Su ascenso fue meteórico y su prestigio fue acrecentándose hasta que en 2008 llegó al banquillo del Borussia Dortmund.
El sueño se hizo realidad
El impacto fue total y desde el minuto uno plantó bandera con la escuadra rojinegra y ya en 2011 levantaba su primera Bundesliga para repetir al año siguiente con récord de puntos incluido.
Su momento cumbre sin dudas llegó en 2013, cuando llevó al Dortmund a la final de la Champions ante el Bayern Munich y hasta esa genialidad de Arjen Robben a segundos del final, todo parecía posible pero no era la ocasión.
Klopp terminó su periplo por suelo bávaro con un saldo imponente, 2 Bundesligas, 1 Copa de Alemania y 2 Súper Copas; además de esa final de Champions.
La hora cero
Cuando en 2015 se dio a conocer que el alemán llegaba al Liverpool, muchos pensaron que el reto le quedaba grande pero Klopp ya estaba preparado para ello, se había preparado toda su vida para llegar allí.
El momento y el lugar eran los indicados, Anfield, Liverpool, los Beatles, la Liga Inglesa, más de cien años de historia y el con la misión de rescatar uno de los legados más hermosos del fútbol.
Al momento de su llegada había pasado una década del último título de Champions del club, cuando en 2005 con Rafa Benítez vencieran al Milán.
También habían pasado ocho años de la última final de Champions, cuando en 2007, el Milán cobró venganza y se llevó la orejona.
Como una película
El reto era inmenso y hoy siete años después, la obra es una de más grandes de este deporte al menos en este milenio.
Klopp reconstruyó al Liverpool, por casi nada trajo a Mohamed Salah y hoy es el mejor jugador de la Premier y uno de los mejores del mundo.
De igual modo pasó con Sadio Mané y Roberto Firmino, jugadores de bajo perfil en su momento y al instante de escribir este texto, también están en el top global.
La historia con el colombiano Luis Díaz está siguiendo un camino similar y hoy el talentoso jugador deslumbra a todos los fanáticos por su estilo explosivo y versatilidad en el campo.
Ni hablar de Trent Alexander- Arnold, quien de ser nada, es ahora mismo uno de los mejores laterales del mundo sino el mejor.
El hilo de los acontecimientos
Volviendo atrás haciendo un fugaz flash back tenemos que al año de su llegada, en 2016, ya Klopp llevaba al Liverpool a la final de Europa League ante el Sevilla y perdió pero envió el mensaje, era su hora, ya estaba en camino.
En 2018 tuvo su segunda final de Champions, frente al Real Madrid y de no ser por el arquero Loris Karius y por la abrupta salida de Mohamed Salah tras la dura entrada de Sergio Ramos, cualquier cosa hubiera pasado.
El Liverpool perdió 3-1 pero dejó la sensación de que podía ir por más y Klopp, otra vez como el viejo Santiago peleando con el inmenso pez en medio del mar siguió empujando y al año siguiente volvió y fue su año.
Se dice fácil triplete pero en fútbol es sinónimo de algo colosal y en 2019, Jurgen Klopp se llevó tres títulos, Champions, Super Copa de Europa y el Mundial de Clubes.
El mejor del mundo
Era el instante soñado, el fruto de veinte años trabajando al máximo nivel para convertirse en el mejor del mundo.
Si algo faltaba para darle el decorado perfecto al cuadro de la coronación de Klopp era el título de Liga y este llegó en 2020.
Dos años después, el Liverpool está de regreso, ya con la FA Cup y la Copa de la Liga en el bolsillo y la opción de un tercer título en la mano.
Este sábado en París, frente al Real Madrid, Klopp tendrá la posibilidad de la venganza y lo sabe, está consciente que no es momento para violines, como nunca es hora de heavy metal.