El Estadio de Gran Canaria acogerá este viernes, desde las 20:00, un enfrentamiento de alto voltaje entre dos equipos que llegan con objetivos diametralmente opuestos, pero igual de urgentes. Las Palmas, inmerso en la pelea por evitar el descenso, necesita ganar como sea para mantener viva su lucha por la permanencia. En cambio, Rayo Vallecano llega con la ilusión de afianzarse en puestos de competición europea, algo que no logra desde hace más de dos décadas. El escenario está servido para un partido con dramatismo, tensión y mucha historia reciente en juego.

Las Palmas, con la soga al cuello y dudas en defensa

El conjunto dirigido por Diego Martínez llega a este compromiso en una situación crítica: ocupa el puesto 18 en la tabla, con apenas 32 puntos y una alarmante fragilidad como local. En sus 17 partidos disputados en casa solo ha ganado cuatro veces, con ocho derrotas y cinco empates, cifras que explican gran parte de su delicada situación.

Además de las urgencias, Las Palmas arrastra dudas en su estructura defensiva. McKenna está descartado, y el técnico ya ensayó ante el Valencia un reajuste con Mika Mármol como central y Álex Muñoz cubriendo la banda izquierda. La alternativa de Herzog sigue sin convencer, mientras que el regreso del portero Jasper Cillessen, completamente recuperado, ofrece una dosis de experiencia bajo palos. También hay expectativa en torno a Fabio Silva, el portugués que se perdió los últimos dos partidos y podría ser incluido en la convocatoria a última hora si mejora físicamente.

La derrota ante Valencia (3-2) fue un nuevo golpe para un equipo que apenas ha sumado dos victorias en 2025, aunque una de ellas fue de alto calibre: el 1-0 frente al Atlético de Madrid en abril. Con un promedio de 1.18 goles por partido, Las Palmas no ha tenido problemas para generar peligro, pero su fragilidad defensiva —56 goles encajados en 34 jornadas— lo ha condenado una y otra vez.

Rayo Vallecano, en alza y con Europa en el horizonte

El conjunto de Iñigo Pérez ha recuperado sensaciones tras la victoria por 1-0 sobre Getafe, en un partido que sirvió no solo para cortar una racha negativa de cinco partidos sin ganar, sino también para volver a puestos de clasificación europea, con 44 puntos y una octava posición en la tabla.

El gol de Florian Lejeune fue suficiente para sellar ese triunfo y devolverle al Rayo algo de fe en este tramo final del torneo. Aunque Pathé Ciss será baja por sanción, su lugar podría ser ocupado por Óscar Valentín, habitual en la rotación del mediocampo. En cambio, vuelven dos piezas importantes: el arquero Stole Dimitrievski (Batalla) y el lateral Andrei Ratiu, ambos habilitados tras cumplir suspensión.

Sin embargo, el Rayo tendrá que lidiar con una asignatura pendiente: su pobre rendimiento ofensivo como visitante. Con apenas 14 goles marcados en 17 salidas, su promedio de 0.82 tantos por partido lo coloca en el puesto 19 de LaLiga en esta categoría. Aun así, ha conseguido cinco triunfos y cinco empates fuera de casa, y su última presentación en Gran Canaria fue positiva: una victoria por 1-3 en noviembre de 2024.

Historial parejo con tendencia favorable para el visitante

El antecedente más reciente entre ambos se remonta a la primera vuelta de esta misma temporada, donde Rayo se impuso 3-1 como local. Sin embargo, el historial en el Estadio de Gran Canaria es más equilibrado: en sus últimos cuatro cruces en este escenario, Las Palmas ganó una vez y perdió tres. A pesar de ese registro negativo, la afición amarilla confía en que su equipo encuentre una última chispa que reactive la esperanza.

Un partido, dos caminos y mucho en juego

Mientras Las Palmas se aferra a su última bala para mantenerse en la élite, Rayo Vallecano quiere seguir soñando con repetir —24 años después— una histórica clasificación europea. El duelo de este viernes no solo repartirá puntos: podría significar la salvación o la condena para uno, y la consagración o la decepción para otro. Con la temporada entrando en su tramo decisivo, cada jugada será una sentencia.

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