Hay dos imágenes que se contraponen en mi mente al pensar en la figura de Luis Enrique; por un lado, Saturno devorando a sus hijos, el célebre cuadro de Goya; la locura, lo animal, la ausencia de sentimientos ante la falta de razón; por el otro El Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, el héroe, el salvador y es que  tal vez en este minuto ni el mismo Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es tan polémico como el director de la selección nacional de fútbol de España, quien vuelve a estar en el ojo de la tormenta a menos de una semana de comenzar el Mundial de Qatar.

Todos tienen que ver después de que se diera a conocer la lista de convocados; solo dos jugadores del Real Madrid, Dani Carvajal y Marco Asensio; la ausencia de Sergio Ramos, de Kepa, Iago Aspas, Gerard Moreno y Borja Iglesias por solo citar, la ausencia de estas figuras sigue dando de que hablar, pues se trata de un fenómeno que no solo abarca a la península ibérica, también va más allá y es que desde aquel título en el Mundial de Sudáfrica en 2010, con el gol de Andrés Iniesta en el tiempo extra,  “ La Roja”, ganó adeptos en todo el globo.

La figura…

Es Luis Enrique, amado y odiado, desde sus años como jugador; el “Anticristo” en Madrid, “El Mesías” en Barcelona y aquella imagen durante el Mundial de 1994, cuando Mauro Tassotti le parte la nariz de un codazo, aquella imagen define muy bien su carácter, un tipo duro, de esos que saben sufrir, de los que resisten cualquier prueba y se muestran inquebrantables y con el paso de los años cimentan mucho más su áspera coraza.

Ya en la pasada Eurocopa, cuando pocos contaban con el combinado español, Luis Enrique dio una muestra de lo que puede venir en Qatar al llegar a las semifinales, para caer ante Italia en una dramática tanda de penales. Su esquema 4-3-3, le funciona a la perfección, desde sus años en el banquillo del Barca; rapidez y potencia en ataque, presionar desde arriba, sin dar chances al rival, siempre dando la impresión de ir con una navaja en la boca como los antiguos vikingos cuando marchaban a la guerra.

El beneficio de la duda

Y Luis Enrique no soporta a la prensa, pero hay que darle el beneficio de la duda pues los hechos demuestran que sabe lo que hace y cada pieza del plantel tiene una función específica. No quiere comparaciones, no, ni con Javier Clemente, ni Luis Aragonés, ni Vicente del Bosque, tampoco con Johan Cruyff; tiene su propio sello, su identidad, confía en los jóvenes, no tolera los dobles raseros y habla de frente, siempre de frente y esto siempre marca diferencia.

La misión es difícil, muchos evocan con nostalgia aquellos años de gloria, 2008, 2010, 2012 y de igual modo el fracaso, el estruendoso fracaso del Mundial de 2014, el que puso fin a esa era; ahora le toca a él rescatar aquella mística y sepultar la debacle de hace 8 años en Brasil; ya hemos visto adelantos, la Euro 2020, la ultima edición de la UEFA Nation League… es la hora de Qatar, de la revancha de 1994.

Desde Unai Simón, pasando por Erick García, José Gaya; Marcos Llorente y Yéremy Pino, hasta llegar a dos templarios como son los casos de Jordi Alba y Sergio Busquets; el equipo, hecho a la medida de Luis Enrique, muestra la adrenalina de una pléyade de jóvenes promesas, moldeado con la experiencia de referentes puntuales en el  esquema de juego español y lucen capaces de ganarle a cualquiera, también de perder…¿ qué pasará?, ¿ exorcizará Luis Enrique sus demonios?, ¿ dará su gran golpe de autoridad?, antes de que acabe el año lo sabremos.