Este sábado 26 de abril, el Estadio de La Cartuja se convertirá en el epicentro del fútbol mundial. Allí, Barcelona y Real Madrid volverán a encontrarse cara a cara en una nueva edición del Clásico, con un trofeo en juego que trasciende lo deportivo. La final de la Copa del Rey no solo promete intensidad, técnica y dramatismo; también representa una oportunidad irrepetible para marcar un antes y un después en la campaña de ambos gigantes.
Mientras el conjunto catalán llega con más solidez, menos bajas y un plantel ilusionado, el equipo blanco encara la cita con la presión de una temporada en la que ya ha dicho adiós a la Champions League. Sin embargo, nadie puede dar por vencido a un Real Madrid que, en noches grandes, suele sacar su versión más competitiva. Y como en toda gran final, las individualidades marcarán el pulso del partido. A continuación, repasamos a los jugadores llamados a ser protagonistas en Sevilla.
Courtois, el guardián de las finales
Pocas figuras transmiten tanta seguridad en instancias definitivas como Thibaut Courtois. El portero belga ha regresado al nivel que lo llevó a consagrarse como uno de los mejores del mundo. Su reciente actuación ante Getafe, con intervenciones salvadoras en los minutos finales, volvió a demostrar que es determinante en los momentos críticos. En una final cerrada, donde un solo error puede inclinar la balanza, el arquero del Madrid será clave para mantener vivo a su equipo.
Lamine Yamal, el talento precoz que ilusiona al Barça
Con solo 17 años, Lamine Yamal no solo ha ganado la titularidad en el Barça, sino también la admiración del mundo entero. Formado en La Masia, su desparpajo, capacidad de desborde y madurez táctica lo han convertido en una amenaza constante por el costado derecho. Ante una defensa merengue con bajas importantes, su habilidad para generar superioridades será un factor a vigilar. La Cartuja puede ser el escenario donde el joven extremo deje su primer sello en una final mayor.
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— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) April 24, 2025
Pedri, el metrónomo que define el ritmo azulgrana
Cuando Pedri González está en plenitud física, el funcionamiento colectivo del Barcelona se transforma. El internacional español es el encargado de orquestar los tiempos del equipo, encontrar espacios y habilitar a los delanteros con precisión quirúrgica. En una final donde el control del balón puede ser determinante, el papel de Pedri será fundamental para que los culés impongan su identidad futbolística.
Mbappé, en busca de su consagración como galáctico
Aunque todavía se espera la mejor versión de Kylian Mbappé con la camiseta del Real Madrid, una final de Copa puede ser el contexto ideal para que el francés demuestre por qué fue fichado como la gran esperanza merengue. Su explosividad, capacidad goleadora y jerarquía individual podrían decantar el partido en una jugada aislada. Mbappé necesita una noche consagratoria, y La Cartuja le ofrece el escenario perfecto.
Vinicius Júnior, el arma letal del ataque blanco
Cada vez que Real Madrid necesita desestabilizar al rival, aparece Vinicius Júnior. El extremo brasileño atraviesa un gran momento y se ha convertido en el principal generador de peligro del equipo de Ancelotti. Su velocidad y talento en el uno contra uno representan un desafío mayúsculo para cualquier defensor, y ya ha demostrado en anteriores clásicos que no le pesa la presión. En una final abierta, su inspiración podría cambiar la historia.
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Iñigo Martínez, el muro silencioso de la zaga culé
Sin hacer tanto ruido como otros, Iñigo Martínez ha consolidado su lugar en la defensa del Barcelona. Su experiencia, capacidad de liderazgo y solidez en el juego aéreo lo convierten en una pieza indispensable para una noche de máxima tensión. Ante un Madrid con poder ofensivo pese a las bajas, su labor será vital para contener a los atacantes rivales y aportar claridad en la salida desde el fondo.
Barcelona y Real Madrid volverán a definirlo todo, como tantas veces. Pero esta vez, con la Copa del Rey como premio y el orgullo como combustible. Las individualidades marcarán el rumbo, pero el colectivo definirá al campeón. En un estadio neutral que promete estar al límite de su capacidad, el Clásico se reinventa en cada versión. Y esta final, con aroma a revancha y gloria, será un capítulo que nadie querrá perderse.