La selección mexicana de fútbol es una de las cuatro representantes por la zona de Centro y Norteamérica para esta próxima edición de la copa del mundo; un invitado más que acostumbrado en esta competición, al ser el equipo histórico por excelencia en esta zona.
Su alta tradición futbolística le ha permitido asistir desde el mismo primer campeonato mundial de Uruguay 1930, estando presente en 16 ediciones de las 21 que se han desarrollado, incluidas las dos en las que fuera la anfitriona, en 1970 y 1986.
Justo en esas dos ocasiones, ha tenido su mejor desempeño, llegando hasta la instancia de los Cuartos de Final, entre los ocho mejores del mundo, pero sin poder avanzar hasta la privilegiada etapa culminante del certamen.
En la edición de Italia 1990 se quedaron sin participar, por una sanción impuesta por la FIFA, a raíz de una alineación indebida por la selección de la categoría sub20 en una competición previa a ese torneo, en medio de aquel escándalo de los denominados “cachirules”; esa fue la última vez que se quedaron sin asistir a la máxima cita del balompié.
Desde entonces, no solamente han estado participando de forma ininterrumpida para las siguientes 7 copas, sino que han logrado acceder a la ronda de los octavos de final, algo que se puede catalogar como algo positivo, pero al mismo tiempo ha dejado ver que ese pareciera ser el techo de esta selección.
Cuando se disponían a jugar el campeonato del 2010, ya muchos de los especialistas y de los que han cubierto a los “manitos”, comenzaron a hablar sobre una especie de “maldición del quinto partido”, esto haciendo referencia a lo mucho que le ha costado a México pasar a los cuartos de final en este último tramo mencionado.
Varios han sido los verdugos del “Tri” al momento de pasar la fase de grupos; Alemania y Argentina fueron de los más frecuentes, y más recientemente lo fueron Países Bajos en 2014 y Brasil en 2018. Entonces, ¿Qué le ha faltado para llegar más lejos?
Sencillamente sabemos que en la etapa final de estas copas del mundo logran acceder los mejores seleccionados, que cuenten con los mejores jugadores, con el más alto nivel y sobre todo jerarquía, combinado con mucha sangre fría; no se niega que han contado con buenos jugadores, pero han adolecido de lo demás.
Entre sus entrenadores, han tenido en Javier Aguirre y el argentino Ricardo LaVolpe como los que mayor tiempo han estado en el banquillo en estas recientes ediciones, y por sus manos han pasado figuras como Jared Borguetti, Luis Hernández, Omar Bravo, Rafael Márquez, y más recientemente Carlos Vela, Giovanni Dos Santos y Javier “Chicharito” Hernández.
Muchos dirán que con esa camada de jugadores, bien se puede trascender en una copa del mundo, todos ellos con recorrido en Europa; algunos también han alegado la excesiva presión que reciben del entorno de su propio país, entre aficionados y sobre todo periodistas, a quienes se les ha señalado de ser muy críticos, aunque se considere algo común.
Para esta oportunidad, siguen existiendo las dudas sobre lo que es capaz de hacer un DT como Gerardo Martino, blanco de críticas ante su no convocatoria de “Chicharito”, en lo que podía ser su última incursión en un mundial, además de no convencer mucho con sus planteamientos.
México está enmarcado en el grupo C en esta nueva oportunidad en Qatar, junto con Argentina, Polonia y Arabia Saudita, en donde pareciera que su rival directo serán los polacos, siendo precisamente el primero de sus tres partidos, el próximo martes 22.
Vienen de vencer a Irak y luego caer ante Suecia en sus últimos partidos de preparación; pero de no haber alguna mejoría inmediata, no solamente se estará prolongando la maldición del quinto juego, sino que culminaría una racha de 8 ediciones avanzando de ronda y emular al equipo aquel de Argentina 1978.