Se suele decir siempre que el fútbol y la política no se mezclan. Pero el deporte más practicado en el mundo y, uno de los más populares en casi todos los países del planeta, difícilmente no se pueda relacionar en algún punto con la política. Y menos si es internacional.

Una prueba de ello son España y Kosovo que, durante este año protagonizaron dos episodios muy curiosos en los dos partidos que jugaron entre sí, pero que tienen un trasfondo político y diplomático que nada tiene que ver con el balón.

Kosovo declaró su independencia de Serbia en 2008. Tal suceso fue reconocido por los Estados Unidos y los principales países europeos. Menos uno. Justamente España es de los Estados que no reconocen a Kosovo como su un nuevo país, sino que lo siguen reconociendo como un territorio más de Serbia.

¿Por qué? ¿Que problemas pueden tener España y Kosovo, dado que ni siquiera limitan entre si? Ninguno, pero debido a que España convive hace décadas con los intentos independentistas de Catalunya y otros territorios, reconocer la independencia de regiones de otro país, como una nueva nación, haría que los catalanes y demás, tomaran eso como una muestra a su favor en su lucha por su separación de España.

Por lo tanto, en el partido que ayer jugador los seleccionados por las Eliminatorias, como en el que jugadon en marzo, los españoles recurrieron a todo tipo de recursos para no dar muestras de reconocimiento a Kosovo como país.

Letras en minúsculas, tanto en el marcador como en cada comentario en redes sociales, nombrar al equipo rival como “Federación de Fútbol de Kosovo” y no Kosovo, a secas, son algunas de las formas que tanto relatores como encargados de las redes del país tuvieron para evitar reconocer a Kosovo como una nación soberana.

Lo más curioso fue lo que sucedió en la transmisión televisiva, que iba por la televisión pública, cuyos relatores tenían la tarea más complicada, ya que durante los noventa minutos de partido, tuvieron que recurrir a todo tipo de analogías para referirse a Kosovo.

“Los de azul”, “el cuadro local”, “el rival”, fueron algunas de las formas que tuvieron que implementar los pobres relatores para respetar la orden gubernamental de no dar ningún tipo de referencia a Kosovo como nación. Lo mismo sucedió al momento de los himnos, en el que en ningún momento se anunció el del país local.

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Esto no es nada nuevo, ya que España evita todo gesto hacia Kosovo en todos los ámbitos. Por ejemplo, hasta el punto de que, la mera presencia de un representante kosovar en una reunión de ministros de Exteriores de la Unión Europea en 2019 fue motivo suficiente para que el entonces encargado español se levantara y se fuera.

De hecho, para que España accediera a sentarse en la misma mesa que un representante kosovar el pasado mayo, tuvo que fijarse un encuentro sin banderas ni símbolos y en la que solo se refería a los líderes presentes por sus nombres y no por sus cargos diplomáticos.