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De “estorbo” a escaparate internacional

La Supercopa de España, un torneo que alguna vez fue visto como un obstáculo en el calendario por varios clubes, ha evolucionado para convertirse en una pieza clave del fútbol español en el escenario global. El cambio comenzó en 2020, cuando la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió transformar la competición: de un formato tradicional de ida y vuelta entre dos equipos, pasó a ser un torneo rápido y moderno, con cuatro participantes y partidos únicos.

El resultado fue inmediato. Además de captar mayor atención mediática, el torneo encontró en Arabia Saudita un hogar temporal y lucrativo. La primera edición en el país árabe se celebró en 2020, marcando el inicio de una nueva etapa para la Supercopa. Aunque la pandemia obligó a trasladar la edición de 2021 a Sevilla, el regreso al Golfo Pérsico reafirmó el compromiso entre ambas partes.

La elección de Arabia Saudita: el factor económico

En 2019, la RFEF, bajo la dirección de Luis Rubiales, cerró un acuerdo histórico con Arabia Saudita por un contrato de 240 millones de euros. Este pacto, que aseguraba la celebración del torneo en el país árabe hasta 2024/25, no solo brindaba una importante inyección económica a la Federación, sino que también beneficiaba a los clubes participantes y a los intermediarios involucrados.

Sin embargo, el acuerdo no terminó ahí. En 2022, ambas partes decidieron ampliar su relación hasta 2030, añadiendo seis ediciones más a cambio de 30 millones de euros anuales. Esta renovación consolidó la Supercopa como un producto global y destacó el interés de Arabia Saudita por posicionarse como un actor relevante en el fútbol internacional.

Un formato más atractivo y competitivo

El cambio de formato de la Supercopa fue crucial para revitalizar el interés en el torneo. Ahora, los dos finalistas de la Copa del Rey y los dos primeros clasificados de LaLiga compiten en un evento de cuatro equipos que combina intensidad y espectáculo. Este diseño no solo reduce la carga de partidos para los clubes, sino que también asegura enfrentamientos de alto nivel que captan la atención de los aficionados alrededor del mundo.

Críticas y polémicas: ¿un movimiento estratégico o un despropósito?

Aunque el traslado de la Supercopa a Arabia Saudita ha sido un éxito financiero, no ha estado exento de controversias. Algunas voces han cuestionado la ética de celebrar un torneo español en un país con un historial polémico en derechos humanos. Por otro lado, los defensores del acuerdo argumentan que la globalización del fútbol y los ingresos generados son beneficiosos para todos los involucrados.

Además, el torneo en Arabia Saudita ha sido parte de una estrategia más amplia del país para usar el deporte como herramienta de diplomacia e inversión, un fenómeno conocido como sportswashing.

La Supercopa: un escaparate global hasta 2030

Con la renovación del contrato, la Supercopa de España continuará celebrándose en Arabia Saudita hasta finales de esta década. Este acuerdo garantiza estabilidad financiera para la RFEF y los clubes participantes, pero también plantea preguntas sobre el futuro del torneo y su impacto en la imagen del fútbol español.

Lo que es seguro es que el torneo ha pasado de ser un “estorbo” a convertirse en un escaparate global que combina espectáculo, negocio y polémica. ¿Seguirá siendo la Supercopa un modelo exitoso, o su esencia se perderá en el camino? El debate está abierto, pero por ahora, el balón sigue rodando en Arabia Saudita.