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Dentro de un mes, la República Dominicana será testigo de un evento histórico: la Copa Mundial de la FIFA Sub-17 Femenina 2024. Este torneo, que se celebrará del 16 de octubre al 3 de noviembre, no solo representa una oportunidad para que el país brille en el escenario internacional, sino que también marca un hito significativo en el desarrollo del fútbol femenino en la región. Lidia Rojas, enviada por la FIFA y con vasta experiencia en la organización de torneos globales, comparte su perspectiva sobre cómo este evento puede transformar el panorama futbolístico en la República Dominicana.

Una Inversión en Infraestructura y Logística

La magnitud del Mundial Sub-17 Femenina se refleja en la logística involucrada. Más de 700 personas estarán directamente involucradas en el montaje del torneo, incluyendo a 500 voluntarios que desempeñarán un papel crucial en la operativa diaria. Esta organización no solo asegura el éxito del evento, sino que también deja una huella duradera en la infraestructura futbolística del país.

La renovación de 10 canchas en todo el país, desde el Estadio Olímpico Félix Sánchez en Santo Domingo hasta el Estadio de La Barranquita en La Vega, es una de las mejoras más destacadas. Estos estadios, que ahora cumplen con los estándares internacionales de la FIFA, no solo ofrecerán un entorno adecuado para el torneo, sino que también mejorarán las condiciones para el desarrollo del fútbol a nivel local, beneficiando a jugadores y equipos en el futuro.

Un Legado Más Allá del Torneo

El impacto de un evento de la magnitud de la Copa Mundial no se limita a los días de competencia. Según Lidia Rojas, el torneo representa una oportunidad de oro para el fútbol dominicano. Con 16 selecciones compitiendo y una cobertura mediática que abarcará más de 200 países, el Mundial brindará una exposición sin precedentes para el fútbol femenino en la República Dominicana.

“El impacto de un Mundial es profundo y duradero”, afirma Rojas. “He sido testigo del cambio que un torneo de esta envergadura puede provocar. En Costa Rica, por ejemplo, el Mundial Sub-17 Femenina de 2014 impulsó significativamente el desarrollo del fútbol femenino. Este evento puede generar un cambio similar aquí, si los dominicanos logran capitalizar las oportunidades que ofrece.”

Este tipo de eventos no solo eleva el perfil del fútbol en el país anfitrión, sino que también promueven el interés y la inversión en el deporte. La visibilidad global puede inspirar a jóvenes futbolistas, atraer patrocinadores y fortalecer las estructuras de desarrollo juvenil, creando un ciclo virtuoso que impulsa el crecimiento del deporte.

Desafíos y oportunidades

La rápida organización del torneo, desde que la FIFA otorgó la sede en junio de 2023, ha sido un desafío considerable. “Todo ha sido más rápido de lo previsto, pero hemos cumplido con los plazos”, comenta Rojas. “Lo que normalmente se lograría en dos años se ha conseguido en seis meses gracias al esfuerzo y dedicación de todos los involucrados.”

El compromiso del gobierno dominicano, a través del viceministro Benny Metz y otros funcionarios, ha sido fundamental. La decisión de asumir este compromiso, a pesar de la pandemia y otros desafíos, refleja una visión estratégica para el crecimiento del fútbol en el país. “Vimos el evento como una oportunidad para dejar un legado significativo”, dice Metz. “La intervención en las canchas y el conocimiento técnico adquirido son parte de ese legado.”

Un evento con identidad

La Copa Mundial Sub-17 Femenina 2024 no solo será recordada por su impacto en la infraestructura y la logística, sino también por su capacidad para conectarse con la identidad cultural del país. La mascota del torneo, Taní, rinde homenaje a las raíces indígenas de la isla y busca simbolizar la belleza natural de la República Dominicana. Este aspecto cultural, junto con el entusiasmo generado por el evento, contribuye a un sentido de orgullo nacional y unidad en torno al fútbol.

La Copa Mundial Sub-17 Femenina 2024 está llamada a ser un hito en la historia del fútbol dominicano. Con una planificación meticulosa, mejoras en la infraestructura y un legado que promete transformar el deporte en el país, el torneo ofrece una plataforma para que la República Dominicana se destaque en el escenario internacional. Lidia Rojas y otros líderes en la organización del evento están seguros de que el impacto será profundo y duradero, fomentando un crecimiento sostenido del fútbol femenino y dejando una marca indeleble en la historia del deporte en el país.

La experiencia vivida durante el torneo, las lecciones aprendidas y las oportunidades generadas son elementos que pueden propulsar al fútbol dominicano hacia un futuro brillante y prometedor. Con el mundo entero mirando, el país está listo para demostrar su potencial y abrazar el impacto transformador que la Copa Mundial puede ofrecer.