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Este domingo la selección de Argentina disputará su sexta final de copas del mundo, cuando se mida en el estadio de Lusail ante el combinado de Francia, el actual campeón del certamen, con sed de vengarse de la eliminación de octavos de final de Rusia 2018, y luego de haber caído en sus dos intentos anteriores.
Desde aquel 29 de junio de 1986, cuando en el estadio “Azteca” de ciudad de México, Diego Armando Maradona levantó por segunda y última ocasión esta copa al vencer 3-2 en un vibrante choque ante Alemania, quienes luego se convertirían en el coco de la “albiceleste” y conformando así un nuevo clásico en los mundiales.
Esto lo decimos porque Argentina tuvo la oportunidad de repetir su hazaña en la edición de Italia 1990, sin ser muy favoritos pero bajo la inspiración de un arquero originalmente suplente como Sergio Goycochea en las semifinales ante los anfitriones; pero los alemanes tomaron desquite con el recordado y muy polémico penal cobrado por Andreas Brehme.
Este combinado no supo lo que era disputar una final sino dentro de 24 años, bajo el mando del fallecido Alejandro Sabella y ya con un Lionel Messi consagrado en el FC Barcelona, el 13 de julio del 2014 en el mítico “Maracaná” de Río de Janeiro, pero nuevamente ante una Alemania que venía de anotarle 7 históricos goles a Brasil.
Esta vez, por la dinámica y por cómo se desarrolló ese encuentro, parecía que sí se podía ganar; lo tuvieron muy cerca, primeramente con ese tanto anulado de Gonzalo Higuaín, que aún se discute si era válido o no, así como un mano a mano que no pudo concretar Rodrigo Palacio.
Todo transcurría sin goles y llegaba la prórroga, algo que no gustaba mucho en el conjunto sureño, ya que justo venían de jugar alargue y definir en penales ante Holanda en la semifinal; entonces llegó el fatídico minuto 113 y aquel zurdazo de media volea de Mario Götze y de nuevo la amarga sensación del subcampeonato.
Por eso, el viejo dicho de “a la tercera va la vencida” es al que desean aferrarse hoy miles de argentinos, ante una difícil Francia que tendrá una misión de lograr el bicampeonato mundial, algo que no logra ninguna selección, desde Brasil en 1962. No se diga más y que ruede el balón.