Unai Emery y sus jugadores inscribieron con letras de oro el nombre de Villarreal en el palmarés de la Liga Europa venciendo en la final al Manchester United y convirtiendo a su equipo en el nuevo campeón de una competición que mantiene un idilio especial con el fútbol español desde que comenzara el siglo.

A los seis títulos del Sevilla y a los tres del Atlético de Madrid se suma el conquistado este miércoles por los castellonenses en Gdansk gracias a un gol de Gerard Moreno en la primera mitad y a una tanda de penaltis interminable que se resolvió con el fallo de De Gea después de 21 transformaciones.

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A partir del gol de Gerard Moreno, un ejercicio de supervivencia de los de Unai Emery que acabó de la manera más feliz y más sufrida en esa tanda para la historia. De Gea, que no había parado ni uno de los once disparos amarillos, falló el suyo (lo paró Rulli) y estalló la fiesta. Campanazo para un club que camina ya hacia su centenario, que debutó en Primera división en 1998 y que hoy disputó su primera final ante un rival que solo con su nombre ya asustaba. Pero el poder de intimidación del Manchester United se quedó solo en eso y el Villarreal, además de un título, se ganó una plaza para la próxima Liga de Campeones.

La final se presentaba como una batalla desigual, pero en el fútbol, en el de antes y en el de ahora, no siempre reina la lógica y no siempre gana el que manda en las apuestas. Ayer tampoco, para alegría de los españoles, aunque tuvieron que esperar hasta la tanda de penaltis. Una de las más agónicas que se recuerdan.

Un viejo Goliat ante un nuevo David. El Manchester United y el Villarreal, dos maneras distintas de entender y concebir un mismo deporte. Frente a frente, en la noche polaca, un club global con más de 700 millones de seguidores repartidos por todo el planeta e igual cantidad de millones de presupuesto contra el representante de una pequeña localidad que apenas supera los 50.000 habitantes.

Un equipo con pedigrí europeo ante un rival desnudo de palmarés. Los amarillos, en un ejercicio de entrega y en un partido en el que les tocó apretar los dientes hasta la tanda de penaltis, acabaron tocando la gloria después de que Gerard Moreno abriera el marcador en el primer acto.

Después de 24 años persiguiendo el sueño con el que llegó, Fernando Roig acabó perdiéndose el duelo más importante en la historia de su club. Aunque el resultado de la PCR había resultado negativo, la UEFA no autorizó su presencia en el estadio y al presidente le tocó sufrir desde casa. No fue al único. Los nervios también retorcieron el estómago de los más de 2.000 aficionados que tiñeron de amarillo las gradas del Gdansk Arena, donde los aplausos y los cánticos recordaron al viejo fútbol prepandémico. Ambiente grande, aire de final y presión e intensidad inglesa desde el minuto uno.

Porque el partido comenzó con el guión que se intuía, con el Villarreal arropado, resguardado e intentando tener el balón para protegerse y evitar que el Manchester United encontrara autopistas para correr. El inglés se mostró como un rival muy físico, asfixiante por momentos, y ahogó a los españoles desde los primeros minutos, en los que aparecieron las pérdidas no forzadas.

Un mal síntoma para los de Emery, que recibieron el primer aviso en un disparo desde la frontal de McTominay. Ante un rival empequeñecido, el segundo fue de Shaw. La respuesta llegó en un remate de Pau Torres tras una rabona de Bacca. Un paso adelante que acabó teniendo premio.

Porque el Villarreal supo defenderse, cortocircuitar a Bruno Fernandes en el centro del campo y superar la ansiedad con la que compareció. El equipo de Unai Emery se hizo gigante a la media hora cuando Dani Parejo ejecutó una falta que Gerard Moreno remató a la red.

El balón parado funcionó para encumbrar aún más al delantero, una figura clave en la trayectoria europea de su equipo a lo largo de toda la temporada. Liderada por Pau Torres, central pretendido por los dos equipos de Mánchester, la defensa resistió hasta el descanso. No dio para más.

La segunda parte comenzó con Bacca sin lucidez en un barullo en el área y con un susto, el que provocó la revisión de un posible penalti de Pedraza a Greenwood.Se salvó el Villarreal, pero no en un balón muerto en el área tras un saque de esquina que fue rematado por Cavani. Gol confirmado por el VAR que dio paso a un acoso machacante de los de Solskjaer.

El equipo de Emery, al que se le notó justo físicamente, tuvo en Pau Torres a su salvador en un remate de cabeza del uruguayo antes de que el Manchester United tocara corneta e iniciara el asedio. En un ejercicio de resistencia, los castellonenses llevaron la final hasta la prórroga, en la que tomaron aire y el Manchester United fue el que acabó literalmente fundido.

Aunque parecía que el gol de los españoles podía llegar en cualquier jugada, el título acabó decidiéndose en la tanda de penaltis. Un alargue de la agonía porque los lanzadores acertaron uno detrás de otro y mantuvieron el suspense hasta que De Gea falló el decimoprimer lanzamientos del conjunto de Old Trafford. El Villarreal es un grande en Europa.