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El encuentro de la décima fecha del Torneo Clausura del fútbol colombiano entre Atlético Nacional y Junior de Barranquilla terminó en tragedia. Lo que debía ser una fiesta deportiva se transformó en una batalla campal cuando hinchas de ambos equipos se enfrentaron violentamente en las gradas del estadio Atanasio Girardot, dejando un saldo de al menos 21 personas heridas, entre ellos un efectivo de la policía.

El partido, que hasta el momento de la suspensión tenía a Atlético Nacional ganando 2-0, fue interrumpido a los ocho minutos del segundo tiempo tras el gol de Marino Hinestroza. El tanto desencadenó una escalada de violencia en el sector occidental bajo del estadio, donde hinchas de Junior y Nacional se enfrentaron de manera salvaje.

Mas de 20 heridos en el encuentro futbolístico.
Mas de 20 heridos en el encuentro futbolístico.

A pesar de los intentos de los jugadores por calmar la situación, la furia en las gradas creció rápidamente. Los actos de violencia incluyeron puñetazos, patadas, corridas y el uso de armas blancas, generando escenas de pánico entre los asistentes. Hinchas ensangrentados intentaban huir, mientras otros se enfrentaban sin tregua, en imágenes que rápidamente circularon en redes sociales, mostrando la magnitud del caos.

Ante la gravedad de los hechos, el árbitro Norberto Ararat decidió suspender el encuentro. Las condiciones de seguridad eran insostenibles y la pelea ya había superado el control de los cuerpos de seguridad del estadio. “No había garantías para continuar el partido”, declararon fuentes cercanas al cuerpo arbitral. Mientras los jugadores de ambos equipos se retiraban a los vestuarios, la violencia continuaba en las tribunas, afectando a hinchas y autoridades por igual.

Según el reporte oficial del secretario de Seguridad de Medellín, Manuel Villa, los disturbios dejaron un saldo de 21 personas heridas, entre ellas un policía. La mayoría de los heridos presentaron lesiones por arma blanca y golpes severos, algunos derivados de caídas desde las tribunas. Aquellos en estado más grave fueron trasladados de urgencia a centros médicos cercanos.

“La Policía intervino para el control de la situación. El estadio y sus alrededores están siendo evacuados de manera controlada”, expresó Villa a través de su cuenta en la red social X (anteriormente Twitter), en un intento de llevar calma tras los desbordados incidentes.

La suspensión del partido y la violencia desatada en las gradas representan un nuevo episodio oscuro para el fútbol colombiano, donde la rivalidad entre las hinchadas, en ocasiones, desemboca en hechos lamentables. Las autoridades locales han iniciado una investigación para identificar a los responsables directos de los disturbios y determinar las sanciones correspondientes.

A medida que las imágenes del enfrentamiento continúan viralizándose, el ambiente en Medellín es de conmoción e indignación. La violencia en el deporte, una vez más, ha manchado el espectáculo del fútbol, dejando una estela de heridos y preguntas sobre las medidas de seguridad en los estadios del país.