Ya no hay vuelta atrás. Lionel Messi es jugador del París Saint-Germain, ya fue presentado, ya firmó el contrato y ya tiene el número 30 estampado en su camiseta, que ya se vende en las tiendas oficiales del club y, pronto, se venderá en todo el mundo siendo una de las más vendidas de la historia.
Justamente esa fuente de ingreso que tiene ahora el PSG, es la que perdió el Barcelona permitiendo la salida del delantero argentino. La 10 de Messi era la camiseta más vendida año tras año, en cada nuevo modelo que salía al mercado.
De hecho, la indumentaria oficial de esta temporada se vende desde el 16 de junio y, como todos pensaban que la renovación de Messi estaba cerrada, las unidades con su nombre y número lideraban las listas de ventas.
Inmediatamente después de saberse que el argentino firmaba con otro club, Barcelona retiró todo lo relacionado a él. El club tuvo que devolver a la marca fabricante de la indumentaria, todo lo relacionado al jugador. Nike, deberá decidir que hace con las miles de unidades que no tendrá a la venta ahora.
Camisetas, posters, carteles, menciones en la web. De un día para el otro, su mejor fuente de ingreso se iba. De esta forma, se calcula que el club español perderá entre 20 y 30 millones de euros por temporada, solo en materia de camisetas vendidas.
Además, la salida de Lionel Messi del Barcelona le cuesta una caída de 137 millones de euros en valor de marca, es decir una reducción del 11 por ciento respecto a la valoración actual que es de 1.266 millones de euros.
Este cálculo toma en cuenta, ingresos comerciales por sponsors, venta de entradas, marketing y otros. Claramente, el Barcelona perdió, no solo a su mejor jugador, sino también a su diamante en bruto.